martes, 9 de junio de 2015

La advertencia del FMI

EL BENEFICIO DE LA DUDA »

La economía global está a punto de adentrarse en un terreno desconocido de difícil control


ALICIA GONZÁLEZ 9 JUN 2015 - 01:43 CEST


Luego nadie podrá decir que no estaba avisado. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de publicar su informe anual sobre la economía de Estados Unidos —el famoso Artículo Cuatro— en el que pide a la Reserva Federal que aplace la subida de los tipos de interés hasta 2016, frente al consenso de los analistas que lo sitúa en la segunda mitad de este año. Su argumento es que no existen presiones de precios ni salarios a la vista y que el cambio de sesgo en la política monetaria estadounidense puede tener considerables consecuencias para el resto del mundo, especialmente los países emergentes.

El organismo demuestra así la preocupación que le suscita el cambio de signo en la política monetaria del banco central más poderoso del mundo. En mayo de 2013 el anterior presidente de la Reserva, Ben Bernanke, convulsionó los mercados internacionales sólo con insinuar que la Fed empezaba a pensar en subir los tipos, algo que finalmente no sucedió. En esta ocasión, la comunicación “ha sido cuidadosamente preparada y telegrafiada”, admite el FMI, pero las consecuencias para la estabilidad financiera superan con creces las fronteras estadounidenses.

El organismo trata de anticiparse así a las presiones que inevitablemente tendrá la Reserva Federal el próximo otoño. El año pasado los precios del petróleo se desplomaron por esas fechas y solo el efecto escalón puede provocar un repunte de la inflación en los próximos meses que acelere la decisión de la institución que preside Janet Yellen. La Reserva Federal “debería ajustarse estrictamente a los datos y retrasar su primera subida de tipos hasta que haya mayores señales de inflación salarial y de precios de las que ahora se intuyen”, apunta el informe del FMI. Tenga o no tenga lugar la subida de tipos, dice el Fondo, existe un riesgo evidente de volatilidad en unos mercados que tratan de ajustarse al nuevo escenario de riesgos y “el contagio a economías con las que mantiene profundos vínculos financieros y comerciales puede ser sustancial”, remata.

Después de tantos años de estímulos monetarios ilimitados y de tipos de interés cero en respuesta a la crisis financiera, no va a resultar fácil acostumbrarse a la nueva realidad. Ese escenario ha provocado que en lo más duro de la crisis los inversores hayan apostado por activos de mayor riesgo en busca de rentabilidad y economías como Turquía, Brasil o Sudáfrica se han beneficiado del atractivo inversor. Por la misma razón, esas mismas economías son las más expuestas al cambio en la política de tipos estadounidense, ya no resultará tan fácil lograr financiación internacional para los proyectos de inversión y sus gobiernos deben estar preparados para ello.

Esa es la advertencia de fondo del FMI, por mucho que se incluya en el informe sobre Estados Unidos. La economía global está a punto de adentrarse en un terreno un tanto desconocido y de difícil control, como es la retirada de los mayores estímulos monetarios de la historia. El mundo tal y como lo hemos conocido en los últimos años va a transformarse. Cuando se produjo la última subida de tipos en EE UU ni siquiera existía el iPhone, un signo inconfundible de la nueva realidad que se ha conformado en este tiempo. No será una transición sencilla para nadie.

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