martes, 11 de agosto de 2015

¿Por qué los rusos no apoyan esta vez a Putin y se levantan contra una de sus medidas?

REUTERS
Un empleado ruso destruye con una bulldozer toneladas de comida

Para sorpresa del Gobierno, por una vez, una decisión del presidente ruso ha conseguido unir a sectores de derecha e izquierda, religiosos y laicos... pero para mal


ABCABC_MUNDO / MADRID - Día 11/08/2015 - 03.30h


Vladimir Putin se siente en su salsa cuando la retórica bélica se impone. El presidente de Rusia no ha contado con tanto apoyo popular como el conseguido tras el recrudecimiento del conflicto con Ucrania, con picos de hasta el 80 por ciento, especialmente después de la anexión Crimea al Estado ruso. Sin embargo, una reciente decisión del Kremlin, como represalia a las sanciones de Occidente, ha roto esa armonía tras el líder, de todos los sectores, sin importar su color político.

La orden de Putin de destruir comida procedente de los países que impusieron sanciones a Rusia por la crisis ucraniana ha puesto de acuerdo a todos. Se trataba de desechar el queso, los tomates o la carne afectada por el embargo ruso a los alimentos occidentales, pero que habrían entrado en el país a través del contrabando procedente de sus países vecinos como Bielorrusia. Pero para sorpresa del Gobierno -que pensó esa medida como arma propagandística contra sus «enemigos»-, por una vez una decisión del presidente ruso ha conseguido unir a sectores de derecha e izquierda, religiosos y laicos... pero para mal.

Así, popes ortodoxos y religiosos judíos, diputados de derecha e izquierda, empresarios y ecologistas se mostraron indignados con el decreto presidencial, que llega en medio de una de las peores recesiones económicas del país en una década y con 23 millones de rusos que viven con ingresos por debajo del nivel de subsistencia, según la agencia Rosstat.

Cerca de 300.000 personas ya habían firmado una petición en la plataforma Change.org, apenas unas horas después del inicio de la destrucción, en la que se dirigían a Putin para que retire de inmediato el decreto y, en vez de quemar esos alimentos, los distribuya entre los más necesitados. «¿Por qué se está destruyendo esa comida cuando se podría dar a las personas con escasos recursos, a los pensionistas, a los veteranos o las víctimas de desastres naturales?», aseguró Olga Savelieva, autora de la petición popular.

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