viernes, 25 de septiembre de 2015

EL PAPA FRANCISCO EN EE.UU.

Francisco sigue en Nueva York la huella que Pablo VI dejó hace medio siglo




La afinidad del Papa Francisco con su predecesor Pablo VI es indudable. Giovanni Battista Montini fue un Papa renovador, dialogante, que condujo la fase final del Concilio Vaticano II y desterró usos tradicionales del pontificado, como la tiara papal. El actual Sumo Pontífice celebró su beatificación el año pasado.

Pablo VI innovó en la labor evangelizadora del Papa y fue el primer pontífice en cruzar el Atlántico para visitar América y el primero en salir de Italia desde que en 1809 Pío VII fue trasladado a Francia como prisionero de Napoleón (cuatro años antes había acudido a la catedral de Notre-Dame a su coronación como emperador).

Nueva York fue el único destino de aquel viaje: catorce frenéticas horas del 4 de octubre de 1965, hace casi medio siglo, en las que Pablo VI revolucionó la ciudad de los rascacielos, como hará Francisco durante los próximos dos días. Se calcula que a Pablo VI le vieron un millón de personas por las calles de Nueva York y otros cien millones por televisión.

El actual papa seguirá la huella dejada por su antecesor, con un recorrido casi calcado. Pablo VI aterrizó en un vuelo de Alitalia en el aeropuerto JFK, el mismo en el que hoy por la noche desembarcará Francisco, y fue recibido por el entonces secretario general de Naciones Unidas, U. Thant. «Saludos para ti, América», dijo el Pontífice nada más bajar del avión a las cámaras de televisión, vestido con una sotana blanca y una capa roja con adornos dorados. «El primer Papa que pone el pie en tu tierra te bendice de todo corazón».

Su primer destino -como también lo será mañana para el Papa- fue la catedral de San Patricio, el principal templo católico de Nueva York y uno de los símbolos de la ciudad. Allí dio su bendición apostólica al cardenal de Nueva York, Francis Spellman, cuya residencia visitó tras abandonar el templo.

Poco después, realizó una parada en el célebre hotel Waldorf Astoria para un encuentro con el presidente de EE.UU., Lyndon B. Johnson. Ahora se da por sentado que el Sumo Pontífice tenga un encuentro conBarack Obama durante su visita a Washington, pero en 1965, las circunstancias eran distintas. Entonces, EE.UU. y el Vaticano no mantenían relaciones diplomáticas formales, como consecuencia de una interpretación escrupulosa de la separación entre iglesia y estado (esa política se cambió en 1983, bajo la presidencia de Ronald Reagan). Por lo tanto, Johnson no podía tratar a Pablo VI con el protocolo que se debe a un jefe de Estado, pero, por supuesto, tampoco podía obviar la presencia de la mayor autoridad religiosa del mundo en su primera visita a EE.UU. El encuentro en el hotel, en el que Johnson se alojaba por la celebración de la Asamblea General de Naciones Unidas, fue la solución formal al problema.

Precisamente a la sede de Naciones Unidas acudió justo después Pablo VI, y realizó una intervención a favor de la paz que resuena en las circunstancias actuales. En 1965 se temía la amenaza nuclear y se trataba de controlar el conflicto entre India y Pakistán. La presencia de Francisco en el organismo internacional, donde intervendrá este viernes, también se produce ante un aluvión de tensiones internacionales.

El Papa intervendrá en la sesión inaugural de la Cumbre Especial sobre Desarrollo Sostenible, a la que acudirá un número récord -cercano a los 170- de jefes de Estado y de Gobierno. Por los pasillos de la organización internacional, en la orilla del East River, Francisco podría encontrarse con personalidades como Raúl Castro, el primer presidente de Cuba que interviene en Naciones Unidas desde la década de 1960; o el rey Felipe VI, que también dará un discurso este viernes. Durante el fin de semana acudirán otros líderes como Barack Obama, Vladimir Putin o Xi Jinping.

El Papa se alineará con los grandes objetivos de desarrollo sostenible que esta cumbre pretende impulsar, centrados en la eliminación del hambre y las desigualdades, la conservación medioambiental, el progreso en educación y economía y el mantenimiento de la paz.

La parada en Harlem


Pablo VI hizo una parada en Harlem para visitar un colegio -también lo hará Francisco este viernes, en el colegio Our Lady Queen of Angels, en el mismo barrio- de camino a una misa multitudinaria en el Bronx, en el estadio de béisbol de los New York Yankees, el equipo más popular de la ciudad. Entonces no había ‘papamóvil’ y el pontífice entró en el terreno de juego, donde se había instalado un altar, en un Lincoln Continental sin capota. Francisco seguirá el ejemplo con una misa masiva en el mítico Madison Square Garden, la casa de los New York Knicks y el escenario de los mejores conciertos de la ciudad (Madonna dio uno la semana pasada).

En otro guiño a Pablo VI, el actual Papa usará en la eucaristía el mismo cáliz de oro que su antecesor usó medio siglo antes. La copa se conserva en el seminario St. Joseph de Yonkers, al norte de la ciudad. Además, llevará una réplica del báculo que Pablo VI utilizó aquel día.

Pablo VI todavía tuvo tiempo de parar en Queens y visitar el pabellón del Vaticano en la Feria Mundial de Nueva York de 1964-1965. Ya solo le quedó tiempo para volver a subirse al avión y regresar a Roma. Cuando Francisco abandone mañana Nueva York lo hará para seguir su camino evangelizador en EE.UU., con destino a la primera capital del país, Filadelfia.

El cuarto Papa que interviene en la ONU

ABC NUEVA YORK

Francisco se convertirá este viernes en el cuarto papa que se dirige a la Asamblea General de la ONU.

Lo hará en el transcurso de su primera visita a Estados Unidos como Obispo de Roma y para conmemorar el 70 aniversario de la creación del Sistema de Naciones Unidas.

Con anterioridad intervinieron en este foro mundial Pablo VI, en 1965; Juan Pablo II, que lo hizo en dos ocasiones, 1979 y 1995; y Benedicto XVI, en 2008.

El 4 de octubre de 1965, Pablo VI, que había sido elegido papa dos años antes, tras la muerte de Juan XXIII, fue el primer pontífice que, en plena guerra fría, se dirigió a la Asamblea General de la ONU, informó Efe.

Habló de la paz y el derecho internacional. "La sangre de millones de hombres y el sufrimiento y las matanzas inútiles deben dar paso a un juramento que cambie la historia futura del mundo: no más guerra". "Razón, derecho y diálogo tienen que regir las relaciones internacionales", dijo el italiano Montini a pocos meses de la clausura del Concilio Vaticano II, el que abrió las puertas de la Iglesia católica al mundo.

Juan Pablo II fue el segundo pontífice que habló ante Naciones Unidas y lo hizo en dos ocasiones.

La primera fue el 2 de octubre de 1979, un año después de ser elegido papa. El polaco Wojtyla hizo entonces un contundente alegato a favor de la paz. Repitió el mensaje de su antecesor y añadió: "Es necesario un continuo y enérgico esfuerzo que pueda liquidar las posibilidades de guerras, para hacer imposibles los cataclismos".

Manifestó su firmeza contra la carrera armamentista y habló de la distribución de la riqueza "tantas veces injusta", que calificó como "amenaza sistemática contra los derechos de los hombres".

Juan Pablo II volvió a la sede de la ONU el 5 de octubre de 1995, en el cincuenta aniversario de la organización mundial y para pronunciar otro histórico discurso.

Wojtyla, que se presentó entonces ante Naciones Unidas en pleno proceso de desintegración balcánica y un mes antes de que se firmaran los acuerdos de Dayton que ponían fin a la guerra de Bosnia, denunció los "nacionalismos extremos y exclusivos", que causan "verdaderas pesadillas de violencia y terror", y de nuevo abogó por la paz, el respeto de las diferencias y los derechos de los pueblos.

El 18 de abril de 2008 Benedicto XVI fue el tercer papa que pronunciaba su discurso ante el plenario de la ONU y lo hacía coincidiendo con la celebración del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Como sus predecesores, el papa alemán habló también de la paz y apeló al "deber" de la ONU de intervenir para proteger a la población ante crisis humanitarias o violaciones de derechos cuando sus Estados no lo hacen. "La indiferencia o la falta de intervención es lo que causa un daño real", dijo Benedicto XVI en esa ocasión.

Deseó a todas las naciones representadas en esa institución "paz y prosperidad con la ayuda de Dios", en todos los idiomas oficiales, y antes de abandonar el edificio se paró unos minutos a orar en la sala de meditación de la ONU.

Desde 1964, el Vaticano es miembro observador permanente de Naciones Unidas y, como tal, no tiene derecho a voto ni a presentar candidatos a determinados puestos de la organización.

En este foro la Santa Sede está representada por el arzobispo filipino Bernardito Auza.

Tras la modificación de las normas de la ONU que impedían la colocación de las banderas a los países con estatus de observador, el 25 de septiembre, poco antes de la llegada del papa Francisco a la ONU, el Vaticano izará por primera vez su bandera en el edificio de esa institución.

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