Mario H. Concha Vergara,
Columnista Internacional
Santiago, Chile
“La Constitución (de Chile) actual ampara a los poderes fácticos que ayer se sirvieron de la tiranía y que hoy gozan de ocultos e irritantes privilegios, ejerciendo un control decisivo sobre la economía, las instituciones políticas y los medios de comunicación". (J. Chonchol, 2007).
Por Mario H. Concha Vergara
La presidenta de Chile Michelle Bachelet ha planteado 4 interesantes puntos para abordar los cambios constitucionales. Ella dijo que “no basta con tener un proceso participativo y un proyecto para que la nueva Constitución sea realidad, pues la actual Constitución no contempla mecanismos para elaborar una nueva Carta Fundamental”. “En esta línea, durante el segundo semestre de 2016 se enviará una reforma que habilite al próximo Congreso a decidir el mecanismo en que se discutirá el proyecto de cambio a la Constitución”, manifestó Bachelet.
El Parlamento podrá decidir entre cuatro alternativas presentadas por Bachelet:
- Comisión Bicameral compuesta por un grupo de senadores y diputados
- Convención Constituyente mixta que incluya parlamentarios y ciudadanos
- Asamblea Constituyente
- Plebiscito para que la ciudadanía decida entre las tres opciones anteriores.
La actual Constitución no sólo es ilegítima en su origen. Es, además, antidemocrática, porque privilegia la renta y el lucro por sobre la dignidad humana, deja los principales resortes del poder económico y jurídico fuera del alcance y control de la ciudadanía y establece obstáculos insalvables para su modificación. Representa, en definitiva, la continuidad jurídica de la dictadura e impide el establecimiento de un régimen verdaderamente democrático.
Un poco de historia constituyentista
La historia nos indica, día a día, qué hacer y, nos demuestra la vía de un posible futuro; sin embargo, nosotros sus actores somos los últimos en enterarnos y en darnos cuenta de qué es lo que está sucediendo históricamente, y por qué suceden los acontecimientos que vivimos: por lo tanto, nos cuesta aceptar los cambios porque no sabemos a ciencia cierta hacia dónde vamos.
Las avecillas saben de antemano cuando vendrá un sismo o una tormenta y se ponen a salvo. Las gallinas se inquietan y los gallos avisan con su canto horas antes de que suceda un sismo; los perros ladran o lloran cuando presienten un sismo; en fin, todas las especies animales menores, las más irracionales, tienen la capacidad, de la cual carecemos los humanos, de adelantarnos a los hechos y de percibir los cambios por medio de la simple observación de las variables y características de su medio ambiente.
Por eso, “El curso de las cosas, en sus momentos excepcionales, ata las condiciones históricas particulares con el esfuerzo sobrehumano que algunos hombres son capaces de realizar” (Nietzche). Un hombre (Ser) con la sagacidad de un ave y la sabiduría de un can, sabría subirse al carro de la historia y dejarse llevar por ella; otros tratarían de empujar ese carro sin saber hacia dónde se dirige; en ambos casos hay posibilidades ciertas de éxito, lo contrario, es decir, ignorar la historia y/o querer imponer a juro las propias ideas, o crear ideologías para guiar el curso histórico, es no entender la dialéctica histórica y el individuo puede con mucha facilidad llegar al completo fracaso en sus pretensiones de alterar la evolución natural de los acontecimientos.
Para el insigne Simón Rodríguez “cuando las cosas toman una dirección, algo las impulsa o las atrae, y no es una razón para oponerse a su marcha, el no saber a qué punto se dirigen” Estos argumentos (e indudablemente, otros) podrían ser, sin duda alguna, una muy buena apología al plantearnos la necesidad histórica de buscar los cambios a los cuales nos empuja la evolución natural de los pueblos, para el establecimiento de una Asamblea Popular Plenipotenciaria Constituyente, en Chile. Sin embargo, se nos hace necesario entender con claridad y transparencia el proceso histórico que estamos viviendo, no solamente desde el punto de vista consignista, propagandístico, ideologizante y perverso-político, como aparentemente ocurrió en 1999 en Colombia y al poco tiempo en Venezuela, cuyas constituyentes fueron hechas como el Conde de Lampedusa, quien en su magna obra Il Gastopardo, cambia todo políticamente para que en realidad nada cambiara.
En Ecuador, después de la caída del presidente Bucaram, quien fue sacado del poder al ser declarado demente, se llevó a cabo un proceso constituyente al cual se le pusieron tantas trabas que los constituyentistas no tenían ni un local en el cual reunirse; allí, el Congreso no fue destituido y la Asamblea no fue Plenipotenciaria (es decir, carecía de todos los poderes); esa Constituyente también fue “lampedusiana” y en Ecuador no cambió nada, de tal manera que el Presidente Correa, llamó a otra Constituyente, (2007) pero no se disolvió el Parlamento y la Constituyente tampoco fue Plenipotenciaria porque no estába sobre los poderes del Estado. En Bolivia, el presidente Evo Morales, también llamó a una Constituyente. Allí se presentó el mismo vicio: no se disuelven los poderes del Estado, la Constituyente no fue Plenipotenciaria y, por lo tanto, se creó otro gatopardismo político.
Si retrocedemos en la historia, y nos ubicamos en tiempos de Simón Bolívar, podremos recordar que El Libertador planteaba. “Colombianos: acercaos en torno al congreso constituyente: él es la sabiduría nacional, la esperanza legítima de los pueblos y el último recurso de reunión de los patriotas”
Como se puede apreciar, Bolívar daba una extraordinaria importancia a la convocatoria de una Constituyente; tanta, que para él el patriotismo se demostraba en la creación de las estructuras republicanas en forma democrática.
En América Latina hay una larga historia de Constituyentes. Al parecer nadie ha quedado contento pues las constituciones emanadas del Poder del Pueblo, total o parcialmente no han logrado crear un cuerpo rector-legal, una LEY de LEYES, que pueda permanecer en el futuro con pocas enmiendas. Esto lo han logrado, solamente, los suizos y los anglo-sajones con su Bill of Rights, y los norteamericanos de EE.UU., con sus enmiendas constitucionales, ¿por qué? Porque han dejado el espacio suficiente para que el Ser vea expresada en cada una de las normas sus intereses personales (particulares) junto a los intereses colectivos, lo cual, finalmente, es el resultado de la República.
¿Cómo hacerlo?
Para llevar a cabo una Constituyente, es necesario que el pueblo perciba que ella puede efectuar los cambios necesarios para construir una nueva sociedad que a la vez permita las expresiones culturales existentes y creativas. Esto evita, a mi modo de ver, los traumas de una guerra civil o revolución violenta pues, una Constituyente en sí no es otra cosa que una revolución pacífica, darwiniana pues es parte de la evolución popular. Obviamente, el pueblo, entiéndanse aquí por pueblo toda la sociedad democrática, deberá estar atenta a los atentados o regresiones que quieran hacer grupos sociales que sientan o pretendan que sus intereses serán conculcados.
Para poder llevar a cabo un proceso constituyente, lo primero que hay que hacer es organizar al pueblo en unidades constituyentistas plenipotenciarias (UCP) que sean capaces de organizar Foros Constituyentes que ayuden a entender el proceso a la masa popular. Estos frentes pueden ser modulares; es decir, que reúnan a personas afines, por ejemplo, a una actividad o profesión, o que se reúnan por su afinidad vecinal o laboral, etcétera. Para que el trabajo de estas UCP sea más efectiva se pueden dividir en Círculos o Grupos Constituyentistas, o las formas que decida el pueblo. A este respecto, la presidenta Bachelet ha planteado los Diálogos Ciudadanos, de los cuales no dio guías de cómo funcionarían u organizarían, emanando de esos grupos las "Bases Ciudadanas para la nueva Constitución".
Lo importante de las UCP propuestas en este ensayo es que son organizaciones populares emanadas del mismo pueblo y, que por lo tanto, serán autónomos, no obedecerán a consignas partidarias ni a direcciones políticas contaminantes. Lo cual, no quiere decir, que en cuerpo no haya militantes políticos.
Las UCP, serían el rescate de la Soberanía Popular que es en donde realmente reside el Poder; pero, estas organizaciones no sólo se quedarán en el plano educativo y organizativo popular pues ellas deberán ser los nutrientes directos de la soberanía popular al Poder Constituyente Plenipotenciario, con sus ideas, críticas, acciones y hechos constituyentes. Por ejemplo, si un Seremi “X” no sirve, ese Poder Constituyente organizado en las UCP podría destituirlo nombrando a otro.
Contrato Social
Para Jean Jacques Rousseau, en su “Contrato Social” , “la soberanía primaria sólo reside en el pueblo, el cual puede delegar esta soberanía en poderes constituidos , para evitar la anarquía”. Esto no significa otra cosa que para que existan los poderes constituidos tengan que existir asentamientos humanos (naciones, países, Estados), estructuralmente complejos, con sistemas organizativos pluriclasistas, pluriproductores económicos, pluriculturales, etcétera pero, que tienen problemas comunes que exigen que toda la administración de los recursos se efectúe en forma colectiva para poder conseguir el bien común. Nótese que he dicho la administración de los recursos y no su producción. Todo esto, se logrará solamente por medio de la organización política de la sociedad. (Aquí no hablamos de política partidista, sino que de la ciencia política).
Ahora bien, este “Contrato Social”, que sería normado por la Constituyente Plenipotenciaria, es producto del Poder Popular que emana e imana los resultados constituyentistas. Y, como el Ser es el mayor y más importante producto o bien de la madre naturaleza, debe seguir sus reglas y leyes naturales, esto es vivir en orden y sin anarquía, y, obviamente, en forma solidaria. (La única forma de solidaridad que no ha fracasado es la democracia).
Así como la naturaleza vive en orden, y el año se divide en estaciones climáticas, y las aves emigran de acuerdo con esas estaciones o cambios ambientales, y otros animales mayores, por ejemplo, en busca de alimentos o agua, el humano, como Ser racional, va planificando sus necesidades de acuerdo a su medio ambiente natural y de convivencia con otros seres humanos.
Según el filósofo alemán Karl Schmitt, el “Poder Constituyente es la voluntad política cuya fuerza y autoridad es capaz de adoptar la concreta decisión del conjunto sobre modo y forma de la propia existencia política determinando así la existencia de una unidad política (Chile), como un todo”. Esto significa que el Poder Constituyente es, en su esencia, como en su existencia, eminentemente político como unitario; es decir, nacional; es único y total, no de grupos, ni de partidos pues se supone que el pueblo es UNO SOLO, en nuestro caso, el pueblo chileno está compuesto por habitantes blancos, criollos, mestizos, indígenas de las diversas etnias, extranjeros residentes, gitanos, etcétera., el gentilicio es uno y es indivisible.
Para Simón Rodríguez la ecuación de un pueblo ético y soberano es la siguiente: “Pueblo multiplicado por intereses particulares y dividido por intereses particulares, igual uno, igual República”. Por esto, no son los Partidos, ni la Iglesia, ni las FF.AA., ni los diputados, senadores o ministros, ni los Mandatarios, ni los Jueces o Magistrados, quienes hacen las constituciones. (La burocracia, en el sentido weberiano, está llamada a servir, más no a mandar porque su amo es el Pueblo). La suma de los intereses míos, multiplicado por los tuyos y dividido por los del tercero, son igual a uno, igual a República, igual a constituyente, agregaría yo.
Burocracia no es poder, es servicio
¿Por qué los aquí nombrados no pueden hacer constituciones? La razón es simple, sus intereses son demasiado particulares. Además, ellos forman la burocracia civil, militar y religiosa, la cual no está destinada a mandar, de acuerdo al Contrato Social que debe imperar entre el pueblo y el pueblo mismo.
Los partidos son grupos de presión que buscan beneficios de grupo y no de totalidad. Buscan hacer cambios por medio de doctrinas que pretenden cambiar la historia y eso, es imposible pues la historia está por sobre los dogmas de las doctrinas. Lo mismo pasa con las religiones. Los mandatarios tiene sus propios vicios pues su Poder no emanó de una Constituyente Plenipotenciaria; en otras palabras, a pesar de que son elegidos democráticamente, el pueblo no participó en la creación de las normas que establecen su mandato. Y así podríamos ir por analizar el caso de los militares, quienes obtuvieron, supuestamente, el Poder de las Armas por mandato popular para, como decía Sócrates, ser guardianes de la nación y no asesinos de ella.
La verdad, amigas y amigos es que tengo muchos argumentos más que entregar sobre el proceso constituyente. Este es necesario e imperativo, siempre que cumpla con los requisitos, diría yo, que he enumerado en este escrito. En caso contrario todo cambiaría para quedar igual.
Finalmente debemos considerar los principios de una Plenipotenciaria, la cual asume TODOS LOS PODERES DEL ESTADO y mientras se “fabrica” la nueva Constitución, ésta gobierna por decreto hasta que ella, a través de un referéndum, sea aprobada o rechazada. Si es rechazada (EL PUEBLO ES SOBERANO), se disuelve la Constituyente y se espera un período presidencial para llamar a otra. (Si así lo desea el pueblo)
¿Qué hacer?
El pueblo soberano debe estar maduro y capacitado para llevar a cabo un proceso constituyente, el cual debe estudiar, sin dilación lo siguiente (base constitucional):
1. Debe originar un preámbulo que llame, entre otras cosas, al establecimiento de una sociedad democrática y participativa.
2. Debe contener principios fundamentales, tales como el tipo de República que deseamos, los fines del Estado tales como la integridad y defensa territorial, la educación obligatoria para todos sus súbditos, los derechos al trabajo, salud y vivienda, entre otros. Debe además colegir que la soberanía reside en el pueblo que se hace representar por sus instituciones políticas libremente elegidas. Se deben establecer los idiomas oficiales, por ejemplo el castellano y el mapudungun.
3. El espacio geográfico de la República es fundamental: territorio continental, insular, espacio aéreo y acuático, Antártica... Los yacimientos mineros e hidrocarburos deben ser totalmente nacionales. Los territorios no pueden ser cedido. (Fin a la Ley de Pesca, Concesiones mineras reguladas).
4. La división política del Estado es esencial; se debe establecer el tipo de Estado y sus divisiones.
5. El Estado chileno garantizará los derechos humanos en forma total: por ejemplo, los tratados, convenciones, pactos, deben ser y tener rango constitucional. El Estado permitirá el acceso a la justicia gratuita, imparcial, idónea y transparente; autónoma, independiente y responsable...
6. Son chilenos todas las personas nacidas en el territorio nacional, los nacidos en el extranjero hijos de chilenos o al menos un padre chileno; y todos aquellos naturalizados de acuerdo a las leyes. Sólo los chilenos nacidos en el territorio nacional podrán ser presidentes, congresistas, alcaldes y ediles; magistrados y/o jueces; miembros de las FF.AA., ministros, etcétera.
7. Los derechos civiles son: a) derecho a la inviolabilidad del derecho a la vida; b) derecho a no ser arrestado sin una orden judicial; c) ninguna persona puede ser incomunicada; d) en el caso de los extranjeros se deberá informar en el acto a sus respectivos consulados; d) la privativa de la libertad no podrá superar los 30 años y no podrá haber condenas infamantes. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario.
8. Toda persona tiene el derecho de expresarse libremente. No podrá haber censura a los medios de comunicación pues ésta es libre y plural.
9. Se garantizará el derecho a la libertad de religión y culto.
10. Se garantizará el derecho de elegir y ser elegidos en elecciones secretas e informadas, siendo electores todos los ciudadanos mayores de 18 años. Todos los cargos de elección popular podrán ser revocados.
11. Habrá referendos consultivos en todas las materias que estime conveniente el Presidente o Presidenta de la República o un número no menor al 5% de electores debidamente inscritos en el Registro Electoral.
12. La nueva constitución deberá proponer a) Derechos Sociales, b) Derechos Laborales, prohibición del trabajo a los menores de 18 años los cuales deberán obligatoriamente cursar sus estudios de enseñanza media; c) Derechos educativos y culturales; d) Derechos económicos, prohibiéndose los impuestos regresivos como el IVA; e) se elaborará una Constitución de los Derechos Indígenas; f) Se establecerán claramente los deberes de los ciudadanos, las autoridades y de las FF.AA.
Todo lo anterior será obviamente enriquecido con las discusiones emanadas de los UCP y de esta manera no se permitirá que un Congreso corrupto y con origen tan poco claro como el chileno, sea el organismo que decida sobre cómo será la nueva Constitución. No hay que olvidar que gran parte de los congresistas actuales han financiado sus candidaturas con dineros de empresas pinochetistas; es decir, son discípulos de la dictadura fascista más cruel que ha existido en Latino América.
El Parlamento podrá decidir entre cuatro alternativas presentadas por Bachelet:
- Comisión Bicameral compuesta por un grupo de senadores y diputados
- Convención Constituyente mixta que incluya parlamentarios y ciudadanos
- Asamblea Constituyente
- Plebiscito para que la ciudadanía decida entre las tres opciones anteriores.
La actual Constitución no sólo es ilegítima en su origen. Es, además, antidemocrática, porque privilegia la renta y el lucro por sobre la dignidad humana, deja los principales resortes del poder económico y jurídico fuera del alcance y control de la ciudadanía y establece obstáculos insalvables para su modificación. Representa, en definitiva, la continuidad jurídica de la dictadura e impide el establecimiento de un régimen verdaderamente democrático.
Un poco de historia constituyentista
La historia nos indica, día a día, qué hacer y, nos demuestra la vía de un posible futuro; sin embargo, nosotros sus actores somos los últimos en enterarnos y en darnos cuenta de qué es lo que está sucediendo históricamente, y por qué suceden los acontecimientos que vivimos: por lo tanto, nos cuesta aceptar los cambios porque no sabemos a ciencia cierta hacia dónde vamos.
Las avecillas saben de antemano cuando vendrá un sismo o una tormenta y se ponen a salvo. Las gallinas se inquietan y los gallos avisan con su canto horas antes de que suceda un sismo; los perros ladran o lloran cuando presienten un sismo; en fin, todas las especies animales menores, las más irracionales, tienen la capacidad, de la cual carecemos los humanos, de adelantarnos a los hechos y de percibir los cambios por medio de la simple observación de las variables y características de su medio ambiente.
Por eso, “El curso de las cosas, en sus momentos excepcionales, ata las condiciones históricas particulares con el esfuerzo sobrehumano que algunos hombres son capaces de realizar” (Nietzche). Un hombre (Ser) con la sagacidad de un ave y la sabiduría de un can, sabría subirse al carro de la historia y dejarse llevar por ella; otros tratarían de empujar ese carro sin saber hacia dónde se dirige; en ambos casos hay posibilidades ciertas de éxito, lo contrario, es decir, ignorar la historia y/o querer imponer a juro las propias ideas, o crear ideologías para guiar el curso histórico, es no entender la dialéctica histórica y el individuo puede con mucha facilidad llegar al completo fracaso en sus pretensiones de alterar la evolución natural de los acontecimientos.
Para el insigne Simón Rodríguez “cuando las cosas toman una dirección, algo las impulsa o las atrae, y no es una razón para oponerse a su marcha, el no saber a qué punto se dirigen” Estos argumentos (e indudablemente, otros) podrían ser, sin duda alguna, una muy buena apología al plantearnos la necesidad histórica de buscar los cambios a los cuales nos empuja la evolución natural de los pueblos, para el establecimiento de una Asamblea Popular Plenipotenciaria Constituyente, en Chile. Sin embargo, se nos hace necesario entender con claridad y transparencia el proceso histórico que estamos viviendo, no solamente desde el punto de vista consignista, propagandístico, ideologizante y perverso-político, como aparentemente ocurrió en 1999 en Colombia y al poco tiempo en Venezuela, cuyas constituyentes fueron hechas como el Conde de Lampedusa, quien en su magna obra Il Gastopardo, cambia todo políticamente para que en realidad nada cambiara.
En Ecuador, después de la caída del presidente Bucaram, quien fue sacado del poder al ser declarado demente, se llevó a cabo un proceso constituyente al cual se le pusieron tantas trabas que los constituyentistas no tenían ni un local en el cual reunirse; allí, el Congreso no fue destituido y la Asamblea no fue Plenipotenciaria (es decir, carecía de todos los poderes); esa Constituyente también fue “lampedusiana” y en Ecuador no cambió nada, de tal manera que el Presidente Correa, llamó a otra Constituyente, (2007) pero no se disolvió el Parlamento y la Constituyente tampoco fue Plenipotenciaria porque no estába sobre los poderes del Estado. En Bolivia, el presidente Evo Morales, también llamó a una Constituyente. Allí se presentó el mismo vicio: no se disuelven los poderes del Estado, la Constituyente no fue Plenipotenciaria y, por lo tanto, se creó otro gatopardismo político.
Si retrocedemos en la historia, y nos ubicamos en tiempos de Simón Bolívar, podremos recordar que El Libertador planteaba. “Colombianos: acercaos en torno al congreso constituyente: él es la sabiduría nacional, la esperanza legítima de los pueblos y el último recurso de reunión de los patriotas”
Como se puede apreciar, Bolívar daba una extraordinaria importancia a la convocatoria de una Constituyente; tanta, que para él el patriotismo se demostraba en la creación de las estructuras republicanas en forma democrática.
En América Latina hay una larga historia de Constituyentes. Al parecer nadie ha quedado contento pues las constituciones emanadas del Poder del Pueblo, total o parcialmente no han logrado crear un cuerpo rector-legal, una LEY de LEYES, que pueda permanecer en el futuro con pocas enmiendas. Esto lo han logrado, solamente, los suizos y los anglo-sajones con su Bill of Rights, y los norteamericanos de EE.UU., con sus enmiendas constitucionales, ¿por qué? Porque han dejado el espacio suficiente para que el Ser vea expresada en cada una de las normas sus intereses personales (particulares) junto a los intereses colectivos, lo cual, finalmente, es el resultado de la República.
¿Cómo hacerlo?
Para llevar a cabo una Constituyente, es necesario que el pueblo perciba que ella puede efectuar los cambios necesarios para construir una nueva sociedad que a la vez permita las expresiones culturales existentes y creativas. Esto evita, a mi modo de ver, los traumas de una guerra civil o revolución violenta pues, una Constituyente en sí no es otra cosa que una revolución pacífica, darwiniana pues es parte de la evolución popular. Obviamente, el pueblo, entiéndanse aquí por pueblo toda la sociedad democrática, deberá estar atenta a los atentados o regresiones que quieran hacer grupos sociales que sientan o pretendan que sus intereses serán conculcados.
Para poder llevar a cabo un proceso constituyente, lo primero que hay que hacer es organizar al pueblo en unidades constituyentistas plenipotenciarias (UCP) que sean capaces de organizar Foros Constituyentes que ayuden a entender el proceso a la masa popular. Estos frentes pueden ser modulares; es decir, que reúnan a personas afines, por ejemplo, a una actividad o profesión, o que se reúnan por su afinidad vecinal o laboral, etcétera. Para que el trabajo de estas UCP sea más efectiva se pueden dividir en Círculos o Grupos Constituyentistas, o las formas que decida el pueblo. A este respecto, la presidenta Bachelet ha planteado los Diálogos Ciudadanos, de los cuales no dio guías de cómo funcionarían u organizarían, emanando de esos grupos las "Bases Ciudadanas para la nueva Constitución".
Lo importante de las UCP propuestas en este ensayo es que son organizaciones populares emanadas del mismo pueblo y, que por lo tanto, serán autónomos, no obedecerán a consignas partidarias ni a direcciones políticas contaminantes. Lo cual, no quiere decir, que en cuerpo no haya militantes políticos.
Las UCP, serían el rescate de la Soberanía Popular que es en donde realmente reside el Poder; pero, estas organizaciones no sólo se quedarán en el plano educativo y organizativo popular pues ellas deberán ser los nutrientes directos de la soberanía popular al Poder Constituyente Plenipotenciario, con sus ideas, críticas, acciones y hechos constituyentes. Por ejemplo, si un Seremi “X” no sirve, ese Poder Constituyente organizado en las UCP podría destituirlo nombrando a otro.
Contrato Social
Para Jean Jacques Rousseau, en su “Contrato Social” , “la soberanía primaria sólo reside en el pueblo, el cual puede delegar esta soberanía en poderes constituidos , para evitar la anarquía”. Esto no significa otra cosa que para que existan los poderes constituidos tengan que existir asentamientos humanos (naciones, países, Estados), estructuralmente complejos, con sistemas organizativos pluriclasistas, pluriproductores económicos, pluriculturales, etcétera pero, que tienen problemas comunes que exigen que toda la administración de los recursos se efectúe en forma colectiva para poder conseguir el bien común. Nótese que he dicho la administración de los recursos y no su producción. Todo esto, se logrará solamente por medio de la organización política de la sociedad. (Aquí no hablamos de política partidista, sino que de la ciencia política).
Ahora bien, este “Contrato Social”, que sería normado por la Constituyente Plenipotenciaria, es producto del Poder Popular que emana e imana los resultados constituyentistas. Y, como el Ser es el mayor y más importante producto o bien de la madre naturaleza, debe seguir sus reglas y leyes naturales, esto es vivir en orden y sin anarquía, y, obviamente, en forma solidaria. (La única forma de solidaridad que no ha fracasado es la democracia).
Así como la naturaleza vive en orden, y el año se divide en estaciones climáticas, y las aves emigran de acuerdo con esas estaciones o cambios ambientales, y otros animales mayores, por ejemplo, en busca de alimentos o agua, el humano, como Ser racional, va planificando sus necesidades de acuerdo a su medio ambiente natural y de convivencia con otros seres humanos.
Según el filósofo alemán Karl Schmitt, el “Poder Constituyente es la voluntad política cuya fuerza y autoridad es capaz de adoptar la concreta decisión del conjunto sobre modo y forma de la propia existencia política determinando así la existencia de una unidad política (Chile), como un todo”. Esto significa que el Poder Constituyente es, en su esencia, como en su existencia, eminentemente político como unitario; es decir, nacional; es único y total, no de grupos, ni de partidos pues se supone que el pueblo es UNO SOLO, en nuestro caso, el pueblo chileno está compuesto por habitantes blancos, criollos, mestizos, indígenas de las diversas etnias, extranjeros residentes, gitanos, etcétera., el gentilicio es uno y es indivisible.
Para Simón Rodríguez la ecuación de un pueblo ético y soberano es la siguiente: “Pueblo multiplicado por intereses particulares y dividido por intereses particulares, igual uno, igual República”. Por esto, no son los Partidos, ni la Iglesia, ni las FF.AA., ni los diputados, senadores o ministros, ni los Mandatarios, ni los Jueces o Magistrados, quienes hacen las constituciones. (La burocracia, en el sentido weberiano, está llamada a servir, más no a mandar porque su amo es el Pueblo). La suma de los intereses míos, multiplicado por los tuyos y dividido por los del tercero, son igual a uno, igual a República, igual a constituyente, agregaría yo.
Burocracia no es poder, es servicio
¿Por qué los aquí nombrados no pueden hacer constituciones? La razón es simple, sus intereses son demasiado particulares. Además, ellos forman la burocracia civil, militar y religiosa, la cual no está destinada a mandar, de acuerdo al Contrato Social que debe imperar entre el pueblo y el pueblo mismo.
Los partidos son grupos de presión que buscan beneficios de grupo y no de totalidad. Buscan hacer cambios por medio de doctrinas que pretenden cambiar la historia y eso, es imposible pues la historia está por sobre los dogmas de las doctrinas. Lo mismo pasa con las religiones. Los mandatarios tiene sus propios vicios pues su Poder no emanó de una Constituyente Plenipotenciaria; en otras palabras, a pesar de que son elegidos democráticamente, el pueblo no participó en la creación de las normas que establecen su mandato. Y así podríamos ir por analizar el caso de los militares, quienes obtuvieron, supuestamente, el Poder de las Armas por mandato popular para, como decía Sócrates, ser guardianes de la nación y no asesinos de ella.
La verdad, amigas y amigos es que tengo muchos argumentos más que entregar sobre el proceso constituyente. Este es necesario e imperativo, siempre que cumpla con los requisitos, diría yo, que he enumerado en este escrito. En caso contrario todo cambiaría para quedar igual.
Finalmente debemos considerar los principios de una Plenipotenciaria, la cual asume TODOS LOS PODERES DEL ESTADO y mientras se “fabrica” la nueva Constitución, ésta gobierna por decreto hasta que ella, a través de un referéndum, sea aprobada o rechazada. Si es rechazada (EL PUEBLO ES SOBERANO), se disuelve la Constituyente y se espera un período presidencial para llamar a otra. (Si así lo desea el pueblo)
¿Qué hacer?
El pueblo soberano debe estar maduro y capacitado para llevar a cabo un proceso constituyente, el cual debe estudiar, sin dilación lo siguiente (base constitucional):
1. Debe originar un preámbulo que llame, entre otras cosas, al establecimiento de una sociedad democrática y participativa.
2. Debe contener principios fundamentales, tales como el tipo de República que deseamos, los fines del Estado tales como la integridad y defensa territorial, la educación obligatoria para todos sus súbditos, los derechos al trabajo, salud y vivienda, entre otros. Debe además colegir que la soberanía reside en el pueblo que se hace representar por sus instituciones políticas libremente elegidas. Se deben establecer los idiomas oficiales, por ejemplo el castellano y el mapudungun.
3. El espacio geográfico de la República es fundamental: territorio continental, insular, espacio aéreo y acuático, Antártica... Los yacimientos mineros e hidrocarburos deben ser totalmente nacionales. Los territorios no pueden ser cedido. (Fin a la Ley de Pesca, Concesiones mineras reguladas).
4. La división política del Estado es esencial; se debe establecer el tipo de Estado y sus divisiones.
5. El Estado chileno garantizará los derechos humanos en forma total: por ejemplo, los tratados, convenciones, pactos, deben ser y tener rango constitucional. El Estado permitirá el acceso a la justicia gratuita, imparcial, idónea y transparente; autónoma, independiente y responsable...
6. Son chilenos todas las personas nacidas en el territorio nacional, los nacidos en el extranjero hijos de chilenos o al menos un padre chileno; y todos aquellos naturalizados de acuerdo a las leyes. Sólo los chilenos nacidos en el territorio nacional podrán ser presidentes, congresistas, alcaldes y ediles; magistrados y/o jueces; miembros de las FF.AA., ministros, etcétera.
7. Los derechos civiles son: a) derecho a la inviolabilidad del derecho a la vida; b) derecho a no ser arrestado sin una orden judicial; c) ninguna persona puede ser incomunicada; d) en el caso de los extranjeros se deberá informar en el acto a sus respectivos consulados; d) la privativa de la libertad no podrá superar los 30 años y no podrá haber condenas infamantes. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario.
8. Toda persona tiene el derecho de expresarse libremente. No podrá haber censura a los medios de comunicación pues ésta es libre y plural.
9. Se garantizará el derecho a la libertad de religión y culto.
10. Se garantizará el derecho de elegir y ser elegidos en elecciones secretas e informadas, siendo electores todos los ciudadanos mayores de 18 años. Todos los cargos de elección popular podrán ser revocados.
11. Habrá referendos consultivos en todas las materias que estime conveniente el Presidente o Presidenta de la República o un número no menor al 5% de electores debidamente inscritos en el Registro Electoral.
12. La nueva constitución deberá proponer a) Derechos Sociales, b) Derechos Laborales, prohibición del trabajo a los menores de 18 años los cuales deberán obligatoriamente cursar sus estudios de enseñanza media; c) Derechos educativos y culturales; d) Derechos económicos, prohibiéndose los impuestos regresivos como el IVA; e) se elaborará una Constitución de los Derechos Indígenas; f) Se establecerán claramente los deberes de los ciudadanos, las autoridades y de las FF.AA.
Todo lo anterior será obviamente enriquecido con las discusiones emanadas de los UCP y de esta manera no se permitirá que un Congreso corrupto y con origen tan poco claro como el chileno, sea el organismo que decida sobre cómo será la nueva Constitución. No hay que olvidar que gran parte de los congresistas actuales han financiado sus candidaturas con dineros de empresas pinochetistas; es decir, son discípulos de la dictadura fascista más cruel que ha existido en Latino América.
Juan Carlos C.J.,
Editor jefe
California, EE.UU
2 COMENTARIOS
Saludos a todos:
¿Una carta magna al servicio de la ciudadanía?
Por Juan Carlos C.J., Editor jefe (Paladines -Edición Global-)
Cada día que pasa, me convenzo más de las negligencias que presenta el Estado, hoy vemos la tragedia de Chiloé y las nuevas huelgas de hambre medidas que toman no dan el ancho por ningún lado.
¿De qué estamos hablando?
Esta no es una cuestión política, es una cuestión social y se debe enfrentar con todas las herramientas económicas. Pero lo que sucede es que los politicos, se gastan el dinero en favorecer al sector público con funcionarios a los cuales hay que pagarles el sueldo mensual, se ha botado a la basura miles de millones de dólares en sacar dos reformas pésimas y mal elaboradas, que no guardan relación con las prioridades que Chile necesita desarrollar en una urgente economía moderna.
Con respecto a que el parlamento proponga modificaciones a la Constitución actual y que cada cambio sea plebiscitado. Pero las ideas se debaten, se discuten y hasta se pelean desde adentro, ¿no les parece?
La actual constitución considera que cualquier reforma a las leyes solo requiere un determinado quórum. Si es para las leyes orgánicas se requiere 4/7.
Quizás la no participación institucional es para dejar claro que el proceso puede ser desleal y que puede estar viciado desde su origen. La participación individual que se está gestando y lo bueno de ella es que cuenta que los típicos eslóganes de los partidos extremos respecto del sistema económico y político los cuales no son apoyados masivamente por los ciudadanos.
El país pide con urgencia que se atiendan necesidades permanentes de la mayoría, que se busquen fórmulas para detener el desempleo, efectivos planes anti-delincuencia, una modernización del Estado que haga que la vida de los chilenos sea más fácil, exenta de burocracia y corrupción. El sur de Chile pide a gritos que los libren del terrorismo. Las zonas más australes y regiones en general solicitan equidad en la repartija de los recursos.
Cómo podemos confiar en un "proceso constituyente" cuando el 80% de la población chilena ni siquiera conoce la actual Constitución. Un mecanismo en donde la ignorancia será una virtud para quienes impongan sus ideologías.
Desde hace mucho que la democracia necesita la expresión de todas las visiones, y créanme que sería muy sano para todos la existencia y presencia (legal y legítima) del pensamiento tanto de derecha, centro y de izquierda (que represente a un alto porcentaje de los chilenos).
A fin de tener una idea del grado de influencia de la elite y su estrategia en los medios de producción, el capital y las empresas, que no son propiedad del Estado, sino de unos pocos clanes familiares. Crean así la ilusión de democracia, en masas cada vez más socializadas que creen votar por partidos, politicos e ideas diferentes, cuando en realidad ellos controlan todo, la forma y el grado de masificación de la población. Dentro de sus colaboradores, hay intelectuales, financistas, empresarios, publicistas y, por supuesto, senadores y diputados, o miembros del Poder Ejecutivo. Esto es por citar, como funciona “el poder en la sombra del Chile” de hoy.
Finalmente, valdría la comparación que como buen chileno se debe proteger a Chile de los oligarcas “poderosos clanes familiares” que se miran el ombligo y desprecian a la democracia.
Muchas gracias.
http://codigodelaluz.blogspot.com
Saludos
Por Carlos Lopez Dawson
Algunas precisiones: la lucha contra la dictadura permitió ponerle fin, pero no se recuperó la democracia ya que el modelo constitucional siguió igual con algunos breves ajustes. Los altos quorums siguieron, y esa es una característica de un sistema no democrático. Los derechos humanos no quedaron garantizados y el modelo o sistema económico si quedó garantizado.
Los dirigentes que elegimos quedaron imbuidos del modelo neoliberal y sumando y restando nunca asumieron que el fascismo dejó víctimas de crímenes de lesa humanidad, por lo tanto víctimas de un sistema en el que el Estado es responsable. Esos dirigentes no fueron consecuentes ya que hicieron las cosas en la medida de lo posible y no para restablecer los derechos conculcados.
La historia finalmente contará las cosas tal como fueron y no como algunos dirigentes creen: a pesar de todo el fascismo tuvo éxito. Ahora no debemos sentarnos a llorar sino que a seguir luchando, a sumar combatientes por la democracia.
Esta tarea no tiene fin.
¿De qué estamos hablando?
Esta no es una cuestión política, es una cuestión social y se debe enfrentar con todas las herramientas económicas. Pero lo que sucede es que los politicos, se gastan el dinero en favorecer al sector público con funcionarios a los cuales hay que pagarles el sueldo mensual, se ha botado a la basura miles de millones de dólares en sacar dos reformas pésimas y mal elaboradas, que no guardan relación con las prioridades que Chile necesita desarrollar en una urgente economía moderna.
Con respecto a que el parlamento proponga modificaciones a la Constitución actual y que cada cambio sea plebiscitado. Pero las ideas se debaten, se discuten y hasta se pelean desde adentro, ¿no les parece?
La actual constitución considera que cualquier reforma a las leyes solo requiere un determinado quórum. Si es para las leyes orgánicas se requiere 4/7.
Quizás la no participación institucional es para dejar claro que el proceso puede ser desleal y que puede estar viciado desde su origen. La participación individual que se está gestando y lo bueno de ella es que cuenta que los típicos eslóganes de los partidos extremos respecto del sistema económico y político los cuales no son apoyados masivamente por los ciudadanos.
El país pide con urgencia que se atiendan necesidades permanentes de la mayoría, que se busquen fórmulas para detener el desempleo, efectivos planes anti-delincuencia, una modernización del Estado que haga que la vida de los chilenos sea más fácil, exenta de burocracia y corrupción. El sur de Chile pide a gritos que los libren del terrorismo. Las zonas más australes y regiones en general solicitan equidad en la repartija de los recursos.
Cómo podemos confiar en un "proceso constituyente" cuando el 80% de la población chilena ni siquiera conoce la actual Constitución. Un mecanismo en donde la ignorancia será una virtud para quienes impongan sus ideologías.
Desde hace mucho que la democracia necesita la expresión de todas las visiones, y créanme que sería muy sano para todos la existencia y presencia (legal y legítima) del pensamiento tanto de derecha, centro y de izquierda (que represente a un alto porcentaje de los chilenos).
A fin de tener una idea del grado de influencia de la elite y su estrategia en los medios de producción, el capital y las empresas, que no son propiedad del Estado, sino de unos pocos clanes familiares. Crean así la ilusión de democracia, en masas cada vez más socializadas que creen votar por partidos, politicos e ideas diferentes, cuando en realidad ellos controlan todo, la forma y el grado de masificación de la población. Dentro de sus colaboradores, hay intelectuales, financistas, empresarios, publicistas y, por supuesto, senadores y diputados, o miembros del Poder Ejecutivo. Esto es por citar, como funciona “el poder en la sombra del Chile” de hoy.
Finalmente, valdría la comparación que como buen chileno se debe proteger a Chile de los oligarcas “poderosos clanes familiares” que se miran el ombligo y desprecian a la democracia.
Muchas gracias.
http://codigodelaluz.blogspot.com
Carlos Lopez Dawson
lopezdawson@gmail.com
Saludos
Por Carlos Lopez Dawson
Algunas precisiones: la lucha contra la dictadura permitió ponerle fin, pero no se recuperó la democracia ya que el modelo constitucional siguió igual con algunos breves ajustes. Los altos quorums siguieron, y esa es una característica de un sistema no democrático. Los derechos humanos no quedaron garantizados y el modelo o sistema económico si quedó garantizado.
Los dirigentes que elegimos quedaron imbuidos del modelo neoliberal y sumando y restando nunca asumieron que el fascismo dejó víctimas de crímenes de lesa humanidad, por lo tanto víctimas de un sistema en el que el Estado es responsable. Esos dirigentes no fueron consecuentes ya que hicieron las cosas en la medida de lo posible y no para restablecer los derechos conculcados.
La historia finalmente contará las cosas tal como fueron y no como algunos dirigentes creen: a pesar de todo el fascismo tuvo éxito. Ahora no debemos sentarnos a llorar sino que a seguir luchando, a sumar combatientes por la democracia.
Esta tarea no tiene fin.
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