miércoles, 8 de junio de 2016

Tres bailarinas cubanas debutarán en Miami tras desertar

El Ballet Nacional de Uruguay el pasado 2 de junio. JAVIER ROIBÁS VEIGA EFE

Las artistas se estrenarán con Giselle, un clásico del ballet cubano

Por SILVIA AYUSO AGENCIAS - Washington / Miami 

Tres bailarinas del Ballet Nacional de Cuba que desertaron hace un mes, incluida su bailarina principal, Amaya Rodríguez, se presentaron este martes en Miami, donde en rueda de prensa anunciaron su inminente debut con el Ballet Clásico Cubano de Miami, con el que representarán el clásico Giselle.

Pocas coreografías están tan identificadas con el Ballet Nacional de Cuba y con su artífice y aún guía, Alicia Alonso, como Giselle. Mucho antes incluso de que Alonso convirtiera a su Ballet Nacional en uno de los estandartes culturales de la revolución cubana de Fidel Castro, Giselle ya brillaba en el repertorio de la eterna bailarina, que interpretó por primera vez el papel principal de esta coreografía con la que acabaría inevitablemente ligada el resto de su carrera en el Metropolitan Opera House de Nueva York, en 1943. Quizás por eso, duela más aún en la isla el anuncio de que es precisamente Giselle la coreografía elegida por las bailarinas cubanas desertoras para hacer su debut estadounidense, el próximo 18 de junio.

Rodríguez figura en letras bien grandes en la cartelera del Ballet Clásico Cubano de Miami como “la recientemente exiliada bailarina principal cubana”, que tendrá el papel principal en su versión de Giselle, bajo la dirección del también cubano Pedro Pablo Peña.

"Muchos bailarines que se han exiliado han pasado por aquí y muchos que vinieron anteriormente también van a bailar en esta función", explicó Peña, quien en declaraciones recogidas por la Agencia EFE señaló que en el caso de las tres bailarinas fueron ellas las que se pusieron en contacto con él. "Mi deber como una persona del mundo de la danza y como cubano es abrirles las puertas", agregó.

Las jóvenes por su parte subrayaron que las razones que les llevaron a desertar son “estrictamente profesionales” y no políticas, aunque reconocieron que “el motivo económico está presente” también porque en la isla “el pago no es bueno” y no tienen las posibilidades de movilidad profesional que se les ofrecen en Estados Unidos.

“Vinimos aquí buscando nuevas oportunidades en nuestra carrera como bailarinas (…) yo me sentía estancada”, dijo Mayrel Martínez, quien junto a Masiel Alonso desertó tras una gira del Ballet Nacional Cubano en Canadá. Rodríguez se les unió algo más tarde, tras cruzar la frontera estadounidense por México, donde tenía un contrato de baile, según el diario El Nuevo Herald.

Pese a la esperanza de nuevos horizontes profesionales, Rodríguez, quien llegó a EE UU acompañada de su esposo, reconoció al diario de Miami que le costó abandonar Cuba de esta forma.

“No quería tener que tomar la decisión de dejar una compañía donde aprendí y me desarrollé como bailarina y con la que he logrado un reconocimiento artístico”, explicó al rotativo. Era consciente de que en EE UU “tendría que empezar desde cero”, agregó, si bien celebró la oportunidad de debutar con Giselle, un ballet “muy significativo” para cualquier bailarín cubano.

Con la marcha de las tres bailarinas, en el último año el Ballet Nacional de Cuba suma la impresionante cifra de 83 deserciones, el peor mal que sufren el deporte y las artes cubanas y que ha sido condenado en duros términos por las autoridades de la isla. A mediados de marzo, poco antes del histórico viaje del presidente Barack Obama a La Habana —donde conoció, entre otros, a Alicia Alonso—, su gobierno anunció una nueva ronda de flexibilizaciones que incluye la autorización a que atletas o artistas cubanos puedan trabajar en EE UU bajo un visado y con un salario “que supere los gastos de subsistencia básicos”. Eso era lo que oficialmente podían cobrar hasta entonces si trabajaban en EE UU con permiso de La Habana, y por tanto uno de los motivos del alto número de deserciones. Estas han continuado a pesar de ello, en el marco de una masiva oleada migratoria desde la isla por miedo a que Washington, en plena normalización de relaciones con La Habana, decida cambiar las leyes migratorias que dan grandes ventajas a los cubanos que llegan a territorio estadounidense. En lo que va de este año fiscal, que comienza en octubre, más de 35.000 inmigrantes cubanos han llegado a Estados Unidos, de acuerdo al servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), recordó Efe.

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