Por Bieito Rubido
Teniendo sus virtudes, es un proyecto en sí mismo extremadamente endeble; en especial, cuando tiene que convivir en aguas tan movidas como las del Mediterráneo.
Las distintas riberas de este mar aplican cada una su particular manera de organizar una sociedad. Desde democracias consolidadas, pasando por dictaduras, hasta llegar al caos de Libia.
Deberíamos evitar el riesgo de que el peor modelo contamine a los menos malos. Por eso, habrá que insistir a todos los que en España cuestionan el Estado de Derecho, el cumplimiento de las leyes o el papel de defensa de las libertades que juegan las Fuerzas Armadas en que la democracia es un proyecto frágil; tanto, que estamos obligados a dar cada día en su nombre lo mejor de nosotros mismos.
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