viernes, 12 de agosto de 2016

Los potenciales efectos indeseados de las propuestas del Gobierno para reformar el sistema de AFP y subir las pensiones

En el Ejecutivo existe conciencia de que hay que afinar detalles para evitarlos

En el mundo económico ya se empieza a discutir si acaso el aumento de la cotización implicará, en el largo plazo, un costo para el trabajador. Sin embargo, son los cambios en materia de comisiones los que generan dudas. No solo por eventuales impactos negativos en materia de rentabilidad sino también por la bola de nieve que habría en el mercado y el catastrófico impacto que podría tener en la industria financiera.

Por EL MOSTRADOR MERCADOS


Existe cierto consenso de que el aumento de la cotización previsional de 10% a 15% –propuesta que dio a conocer esta semana la Presidenta Bachelet– terminará elevando el promedio de las pensiones, siendo este uno de los aspectos más urgentes del país. Hay ancianos pobres en Chile y el Pilar Solidario resulta insuficiente, por más que alcance a más de un millón de personas.

Y si bien el destino que tendrá el aumento de dicha cotización es motivo de debate –pues algunos plantean que una parte debiera ir a la capitalización individual–, hay otras medidas que también concentran cierta atención, particularmente aquellas que buscan establecer mecanismos de compensación a los afiliados en un contexto donde las AFP están cuestionadas por la sociedad.

El origen de lo anterior radica, principalmente, en sus utilidades.

El desequilibrio entre la rentabilidad de las AFP como negocio versus la que obtienen los fondos, constituye una de las mayores críticas que hoy se le hace el sistema. El año pasado sus ganancias escalaron sobre un 20% anual, mientras que el multifondo más rentable solo creció un 3,8%. Y eso que la dispersión pudo ser mayor, pues hay meses con retornos negativos y, sin embargo, los ingresos de las AFP no se mueven un ápice. Las administradoras ganan al año utilidades por sobre los US$800 millones, siendo un negocio más o menos seguro, producto del flujo mensual que aportan los trabajadores.

Es precisamente por ese motivo que gigantes mundiales de la industria, como MetLife, Prudencial, Principal y SURA, han entrado al negocio y ahora controlan –o comparten control– las AFP más grandes del mercado

Algunas propuestas que buscan revertir los cuestionamientos a la industria, sin embargo, podrían traer consecuencias indeseadas por el propio Gobierno, la industria financiera y la economía. En particular, respecto a la devolución de comisiones en caso de que los fondos anoten pérdidas, así como la eliminación de las sonadas “comisiones fantasmas”, dos medidas con afán compensatorio para el afiliado.

Ayer, en entrevista en Radio Cooperativa, la Presidenta dijo que la reforma no apunta a terminar con el sistema de capitalización individual, pero sí a un sistema más solidario.

¿Un impacto profundo?


JP Morgan ya valorizó en unos US$4.200 millones el impacto que tendría para las empresas esta mayor cotización. Los cálculos que se hacen en la industria es que, en el mediano plazo, esa mayor cotización la terminarán pagando los empleados, ya que los salarios irán ajustándose a este 5% adicional.

Sin embargo, el impacto que habría en materia de comisiones es una cuestión que hoy se discute con fuerza, sobre todo porque, al disminuir el incentivo por riesgo, se generaría una menor rentabilidad de los fondos, y no sólo eso… también una verdadera bola de nieve en el mercado de capitales.

Bci Estudios fue una de las primeras entidades en advertirlo y su visión coincidió con otros actores ajenos al sistema financiero.

Andras Uthoff –quien participó en la Comisión Bravo y es partidario de incorporar un pilar de reparto que complemente el de capitalización individual– calificó dicha medida como una “tontera”.

“Supóngase que tiene $ 100 millones acumulados y le cae 5% la rentabilidad, ¿cuánto pierde? $ 5 millones. ¿Y cuánto le van a devolver? La comisión de la cotización, o sea, $ 25 mil. Estamos bromeando, ¿no es cierto? Cae por su propio peso y además obliga a las AFP a ser muy conservadoras y en consecuencia van a bajar la rentabilidad promedio y con eso joder más las pensiones”, dijo en una entrevista a La Tercera.

La lógica de la bola de nieve


La lógica que explica el fenómeno de que, mientras haya menos riesgo, la rentabilidad será menor, se evidencia en los hechos. Si bien en los últimos 12 meses el fondo A –invertido mayormente en acciones y, por tanto, expuesto a más riesgo– anotó una rentabilidad de -3,67% versus el +1,67% del fondo E, en los últimos tres años este acumula retornos por +5,15% en comparación con el +3,84% del multifondo más seguro del sistema.

En un horizonte mayor, tomando en cuenta el origen de los multifondos, el resultado es el mismo. Desde 2002, el A acumula ganancias de +6,34%, siendo el vehículo más rentable de todos, mientras el E ha ganado un +3,95%. Lo anterior, habiendo superado fluctuaciones relevantes como la generada por la crisis económica de 2008.

Es por esto que se teme un impacto negativo en la rentabilidad de los fondos, pero también los habría en el mercado en su conjunto, pues, al apostar mayormente por instrumentos de renta fija, existiría una mayor oferta de acciones, lo cual podría afectar su valor y, en consecuencia, la rentabilidad del fondo A.

Un alto ejecutivo financiero razona que esos instrumentos de renta fija tendrían que ser aquellos de mayor seguridad, como bonos de Gobierno, pues las empresas chilenas son consideradas como “High Yield de mucha volatilidad”. ¿El impacto en el mercado? “Las tasas se van a mínimos, las acciones se desploman, los dólares vuelan fuera de Chile. No hay financiamiento. ¿Qué sucede con las AFP? Los ingresos por comisiones serán los mismos, pero disminuyo mis costos, porque no solo invierto en cierto tipo de instrumentos, y reduzco personal”.

Un ex gerente de inversiones de una AFP se pregunta: “¿Quién se pierde la rentabilidad de largo plazo? El afiliado, si te cobran lo mismo por el fondo A y por el fondo E. La relación riesgo-retorno siempre mejora con el tiempo, porque el retorno crece exponencialmente”.

Es por esto que la propuesta del Gobierno dependerá mucho del plazo que se considere para medir la rentabilidad. Si es un mes o 36 meses, será un factor determinante para medir su impacto en el sistema y en las mismas pensiones. En caso de ser tres años, no habría mayores implicancias, ya que en ese período –hasta junio de este año– ningún multifondo anota pérdidas.

Las sonadas comisiones fantasmas


El 40% del capital administrado por las AFP, el cual alcanza US$170 mil millones, está invertido en el exterior. Blackrock, Pimco, Vanguard y una larga lista de fondos extranjeros, que se cuentan entre los más grandes del mundo, son los depositarios de los ahorros de los afiliados.

Para invertirlo afuera las AFP gastaron, solo entre enero y marzo, unos US$90,5 millones, cifra que anualizada rondaría los US$400 millones. Ese gasto va con cargo a los fondos de pensiones, es decir, al afiliado, materia que hoy es asunto de controversia principalmente porque no se informa en la cartola que estos reciben, pero que es de público acceso en la Superintendencia de Pensiones.

La eliminación de ese cobro, propuesto el martes por el Gobierno, también es visto en la industria como una cuestión de un impacto no menor. En general, se estima que con ello las AFP no invertirán en mercados extranjeros, solo en Chile, que es en el cual sus analistas y sus gerencias de inversión son expertos.

Otro ejecutivo, que tuvo a su cargo la gerencia de inversiones de una AFP, sostiene que “hay un montón de activos donde las AFP no pueden invertir directamente, porque en la práctica se necesita de un equipo dedicado a analizar cada mercado. En general es un servicio que se externaliza a managers especializados a inversiones específicas”.

Básicamente, las AFP invierten en un fondo mutuo, sujeto a una comisión sobre el patrimonio administrado, mecanismo que resultaría idéntico a si una persona natural invierte por su cuenta.

¿Cómo compensar entonces?


“Si se pasa a un cobro de comisión por saldo administrado, estos problemas desaparecen”, sostiene José Antonio Guzmán, ex presidente de AFP Habitat, quien en su última etapa en el cargo propuso paliar los efectos de las pérdidas de los fondos a través de mecanismos de compensación.

A su juicio, esta sería una medida que ayudaría a transparentar los cobros de las administradoras versus otras empresas financieras, como bancos y aseguradoras de fondos.

Otro actor del sistema advierte que una de las medidas que propuso Bachelet, como la licitación periódica de afiliados, es crucial para alcanzar dicha compensación. “Licitar la cartera de personas activas con un determinado número de afiliados es un efecto potentísimo para las AFP, sobre todo para aquellas administradoras que no bajan sus comisiones”, pues, en la medida que algunas administradoras obtengan bajas rentabilidades, tendrían una cartera menor de activos, viendo afectados sus ingresos.

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