jueves, 29 de septiembre de 2016

El futuro del Partido Socialista

Senadora Isabel Allende B. Presidenta del Partido Socialista de Chile

Carta de Paulo Gnecco

13 septiembre 2016

Estimada Isabel Allende:


Luego de manifestar su disposición para asumir el desafío de ser candidata a la Presidencia de la República en el próximo período, como militante de base del mismo he tenido algunas dudas respecto al camino que se avizora para nuestra colectividad. Particularmente del grado de legitimidad que como organización política tenemos para ser una verdadera opción de poder.

En otras latitudes, los socialistas se encuentran ante encrucijadas similares. Probablemente la ausencia de un “meta-relato” que caracterizó a las fuerzas transformadoras durante el siglo pasado, y la consecuencia de esto –la indiferenciación de las nomenclaturas clásicas de “izquierda” o “derecha”- ha hecho que todos los partidos de vertiente ideológica similar al PS sean cuestionados, curiosamente sin una hegemonía nítida de la derecha en esta circunstancia de debilidad: el sentido común se ha desplazado en beneficio de movimientos emergentes anti-élite, agrupaciones -de distintos y opuestos signos- que han ido desplazando tanto a la izquierda como a la derecha clásicas con éxito variable, pero en ningún caso despreciable, especialmente en el hemisferio norte.

Por otro lado, en lo propiamente nacional, la élite post-dictatorial del país sigue aún muy perpleja frente a las demandas producidas por, a mi juicio, las fisuras sociales segregadoras propias de nuestro modelo de desarrollo neoliberal, y nos sitúan en un escenario indudablemente complejo para la práctica política: la tremenda desafección de la ciudadanía para con los partidos, en tanto instrumentos, y el duro e implacable manto de críticas que se ciernen sobre una institucionalidad que ha expuesto casos de corrupción gigantescos que antes pasaban inadvertidos, hacen que los partidos políticos estén desacreditados como organizaciones válidas para encabezar las demandas sociales y representar a una ciudadanía escéptica, defraudada e incluso indignada.

¿Cómo puede hoy el PS recuperar y reconstruir esa legitimidad frente a la ciudadanía? Quizás podamos aprender del Partido Laborista del Reino Unido. La recuperación de su legitimidad se ha gestado bajo la intromisión ciudadana en las decisiones del Partido; y es que, como usted debe saber, el actual liderazgo de Corbyn–torpedeado impúdica pero infructuosamente, de todos los modos posibles- sólo se explica por el despliegue de ciudadanos que votaron en las elecciones internas de septiembre del 2015, y que han seguido haciéndolo en las elecciones forzadas que se han dado desde entonces, elecciones internas que tienen la peculiaridad de permitir el voto a militantes y a ciudadanos independientes.

Usted ya pasará a la historia como la primera presidenta mujer del PS. Eso es un hecho. Pero sin desmerecerle en absoluto ese hito en una política machista hasta la médula, creo que usted, dada su condición actual de presidenta del partido, puede dar un legado mucho mayor que la constancia obvia de su género. Usted podría cambiar el modo de elecciones del partido para abrirlo de par en par hacia la ciudadanía, para que no sea un club de empleos al alero del Estado ni un partido con un padrón conformado en base a redes clientelares, sino que precisamente lo que encarnó con tanta fuerza durante sus primeras cuatro décadas de vida: el instrumento político de las clases populares.

Democratizar el partido a ese punto podría ser el primer paso para poder ser nuevamente una real opción de cambio y transformación en el Chile actual. No por nada el Partido Laborista es hoy en día el más grande y el más joven de los partidos socialistas de Europa.

Esta definición será cuestionada por las cúpulas partidarias, no me cabe ninguna duda, pues acaba con la zona de confort en la que han vivido por muchos años –o al menos le introduce cierto grado de incertidumbre-, pero podría iniciar un ciclo político verdaderamente ciudadano, en donde nuestro actuar político sea inequívocamente el actuar del pueblo, para el pueblo y por el pueblo… ¿estaría usted dispuesta a dejar semejante legado?

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