jueves, 8 de septiembre de 2016

Hollande entra en campaña presentándose como único líder antiterrorista en Francia

Hollande tras su discurso sobre democracia y terrorismo en París. CHRISTOPHE ENA / POOL EFE

El presidente convierte una conferencia en su primer mitin para remontar su pésima situación política

Por CARLOS YÁRNOZ - París


La Sala Wagram, el local de baile más antiguo de París, se ha convertido este jueves en el punto de partida de la larga campaña electoral emprendida por François Hollande. El presidente aún no se ha declarado públicamente candidato para las presidenciales de la primavera próxima, pero ha convertido una conferencia sobre “La Democracia frente al Terrorismo” en un verdadero mitin en el que se ha presentado como el único líder francés en combatir el primer problema de Francia de forma eficaz y con métodos democráticos, no como la derecha y la ultraderecha, que proponen fórmulas por encima de la Constitución y los derechos humanos.

Traicionado por los suyos —su ministro estrella Emmanuel Macron dimitió la semana pasada—, hundido en las encuestas —el 88% de los franceses no quieren que vuelva a presentarse—, y atacado a diario por los líderes de la derecha enfrascados ya en sus primarias, Hollande se ha visto obligado a dar un paso al frente cuando ya lo han dado todos sus rivales a izquierda y derecha. Prometió que hasta diciembre no desvelará si decide ser candidato a su propia sucesión. Mantiene su palabra, pero el pseudomitin de este jueves confirma su voluntad de acudir a una nueva batalla electoral.

Sus estrategas y colaboradores han pasado dos semanas anunciando la importancia de su conferencia, organizada por dos fundaciones próximas a los socialistas. En la Sala Wagram le esperaba en primera fila medio Gobierno, con su primer ministro, Manuel Valls, al frente y los principales jefes del partido. Puestos en pie, como el millar de altos cargos y cuadros asistentes, el presidente ha sido recibido con más de un minuto de cerrados aplausos.

“En los cuatro años que he conducido el combate de la República contra el mortífero terrorismo, no he tenido ninguna duda; he hecho todo por proteger a los franceses”, afirmó en sus primeras frases. En 18 meses, son 237 las víctimas del yihadismo en Francia. Y la guerra continuará y será dura. “La amenaza está ahí y debemos afrontarla con coraje y sangre fría”.

“Venceremos”. “Los vamos a aniquilar”. Pero no a cualquier precio, no a costa de medidas excepcionales por encima de la Constitución, de los derechos y las libertades. Fue la primera de una larga lista de respuestas a sus rivales políticos, sobre todo a Nicolas Sarkozy, candidato de los Republicanos, y a la ultraderechista Marine Le Pen. Los dos han propuesto fórmulas hoy ilegales, como el encarcelamiento sin juicio de sospechosos o el fin del reagrupamiento familiar.

“No habrá legislación de circunstancias mientras yo sea presidente de la República”, aseveró tras censurar a quienes desean saltarse hasta los principios fundamentales de la Carta de Derechos Humanos. “Lo esencial está en entredicho”. Su doble argumento fue contundente: “Son las democracias las que siempre ganan la guerra frente al terror”. “¿Es que Guantánamo y la Patriot Act han preservado a los americanos?”

Similares razonamientos, interrumpidos por nuevos aplausos, utilizó el líder socialista para defender la Unión Europea –no a un referéndum de permanencia como propone Le Pen-, la necesidad de mantener separados Iglesia y Estado o el modelo social francés, que se marcó como prioridad junto con la protección de los ciudadanos. Y la necesidad de actuar unidos –sugirió que él sí puede unir a los franceses en torno a la verdadera idea de Francia. “Mirad, esperad; esta idea es la idea de Francia que debe movilizarnos y que debemos defender”.

En su larga intervención de una hora, solo algunas palabras relativas directamente a las elecciones. Primero para lanzar una advertencia a quienes le dan ya por muerto. “Hasta mayo, seré el único que esté uncido en unas elecciones. Hay que respetar a los ciudadanos”.

Y luego toda una breve pero implícita declaración programática: “Ha llegado el momento en el que los ciudadanos tendrán que decidir sobre su futuro y su país. Juzgarán los resultados de los líderes y de los proyectos. ¿Cuáles son los desafíos? La protección de los franceses, la solidaridad nacional, el modelo social, el concepto de democracia, el lugar de Francia en Europa y en el mundo.”

Hollande ha vuelto. Y lo ha hecho para desmentir a quienes apostaban por la posibilidad de que tirara la toalla. Ahora sí, las cartas están levantadas. El actual jefe del Estado opina que, pese a su falta de carisma y simpatía, su papel será necesario en unas elecciones en las que no solo se juega el futuro de Francia, sino también la supervivencia de la actual Unión Europea.

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