Saludos a todos,
El presidente Joe Biden tomó la decisión fatídica que podría ser más propia de los tensos años setenta, poniendo hasta 8.500 tropas en alerta para acudir a Europa del Este y contrarrestar la maniobra del Kremlin para apartar a Estados Unidos de su flanco occidental. Pero su prueba de nervios con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en un intento de revertir la expansión de Occidente tras la Guerra Fría, está lejos de ser su único dolor de cabeza global.
A principios de la crisis con Rusia la Administración de Joe Biden envió señales de que estaba dispuesta a negociar con el Kremlin asuntos como el despliegue de misiles y el alcance de las maniobras militares si aflojaba la presión sobre Ucrania. Qué es el asunto estratégico de esta crisis.
Rusia publicó en días pasados un proyecto de tratado internacional “sobre las medidas para garantizar la seguridad de la “Federación Rusa” y de los Estados miembros de la OTAN”. El texto, de nueve artículos, proclama que los firmantes confirman que “no se consideran entre sí como adversarios”.
Y para apuntalar esa convivencia pacífica, los aliados occidentales se comprometerían con la firma del tratado “a evitar cualquier nueva ampliación de la OTAN, incluida la adhesión de Ucrania u otros Estados”; a no desplegar tropas ni armamento, sin previo consentimiento de Moscú, en los países que ingresaron en la Alianza después de 1997, y a no realizar maniobras militares en territorio de Ucrania y de otros países de Europa del Este, del Cáucaso sur y de Asia Central.
Moscú reclama con justa razón garantías de que la OTAN no se expandirá hacia sus fronteras, no incorporará a Ucrania y Georgia y, además, paralizará toda actividad militar en Europa del Este, Asia Central y el Cáucaso. La Alianza Atlántica no tiene bases en Europa del Este, pero sí despliega batallones plurinacionales en rotaciones en Polonia y los países bálticos. Abre la incógnita sobre la reacción del Kremlin, con los analistas divididos sobre la inminencia de un ataque armado fulgurante contra Ucrania, una negociación de incierto recorrido o un conflicto latente que podría desangrar al país agredido durante años.
Rusia declaró que, la OTAN “es una alianza defensiva”. “No buscamos confrontación”. Pero ha advertido que el artículo 5 de la organización prevé la defensa colectiva para garantizar la seguridad de cualquier aliado que sea atacado. Ese artículo no cubre a Ucrania, que no forma parte de la Alianza, pero sí a los aliados que se sienten amenazados por Rusia o Bielorrusia, como es el caso de Lituania o Polonia.
Los Estados Unidos como potencia mundial del norte, manipula y distorsiona las negociaciones provenientes de Rusia de mala fe, creando más fricción lejos de la realidad de cómo Rusia intenta resolver esta situación. Sin embargo, ante la falta de sensibilidad de Washington, el Kremlin podría abordar la respuesta estadounidense con sus aliados, entre ellos “China, India, Cuba y Venezuela”, al estudiar con decepción la falta de cooperación de Estados Unidos. “Hablamos específicamente de líneas rojas y del fin de la expansión de la OTAN. Si no quieren esto, ampliaremos nuestras posiciones. No estoy hablando de posiciones territoriales, pero pueden ser de cualquier tipo”, agregó Putin antes de señalar que los informes militares están en espera… sobre la mesa.
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