Argentina comenzó hoy a debatir una reforma del Banco Central que consagra en la letra de la ley la política monetaria heterodoxa que este país viene aplicando en los hechos. Si se aprueba el proyecto que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, envió a principios de mes al Congreso, el objetivo del Banco Central dejará de ser solo la preservación del valor de la moneda, es decir, la lucha contra la inflación, sino que por escrito se dirá que también buscará la “estabilidad financiera” y el “desarrollo económico con equidad”. En los hechos, la presidenta del Banco de Argentina, Mercedes Marcó del Pont, ya lo venía haciendo. Pero además la iniciativa eliminará las restricciones que en la actualidad regían para el uso de las reservas del banco para el pago de la deuda pública.
Por: Alejandro Rebossio | 08 de marzo de 2012
Argentina rechaza las metas de inflación, como las que adoptan la eurozona, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay, Perú y México. Bolivia, Uruguay y Venezuela tampoco las asumen. En EE UU, la Reserva Federal guía la política monetaria de acuerdo con objetivos de inflación y empleo, pero en enero pasado estableció por primera vez metas para el IPC aunque de largo plazo.
Marcó del Pont expuso hoy en una reunión plenaria de tres comisiones de la Cámara de Diputados y dijo que en la historia "los bancos centrales tuvieron un rol fundamental en la promoción del crédito para el crecimiento y desarrollo”. “Fue con la aparición del paradigma neoliberal, a principios de los 80, cuando se va cambiando esa concepción, y apareció la focalización de un tema único, que es el tema de la estabilidad de la moneda, pero aislada de lo que ocurría con la economía real. Esto está en la génesis de la crisis que se está viviendo", opinó la heterodoxa presidenta del Banco Central, que reemplazó en 2010, en medio de una crisis política, a Martín Redrado después de que este economista pragmático se negara a usar reservas para el pago a acreedores privados. Hasta aquel entonces, esas tenencias de la autoridad monetaria solo se usaban para saldar pasivos con organismos internacionales.
"La reforma del Banco Central permitirá atacar el problema de la inflación", dijo Marcó del Pont, frente a las críticas opositoras de que terminará agravando el alza de índice de precios al consumidor (IPC), que en 2011 alcanzó el 23%, según las provincias. "Los problemas con los precios tienen que ver con la oferta y la demanda, por lo que es necesario alentar el crédito para ir generando una mayor oferta y desconcentración de la producción", opinó la presidenta del Banco Central. Por eso el proyecto del Gobierno prevé que la autoridad monetaria oriente el crédito hacia la inversión. ¿Cómo? Emitirá pesos para prestárselos a los bancos con la condición de que éstos los usen para financiar a determinados sectores con determinados plazos, tipos de interés y comisiones.
"Nos vamos a seguir preocupando por la estabilidad de la moneda", aclaró Marcó del Pont, que en su gestión ha combatido las presiones para una devaluación que lleve a que el dólar aumente tanto su valor como el resto de los precios de la economía. La contracara de su acción consiste en una pérdida de la competitividad cambiaria ganada tras la fuerte depreciación de 2002, aunque el tipo de cambio multilateral aún no se encuentra tan apreciado como en los tiempos de la convertibilidad, cuando el peso estuvo atado al dólar durante más de diez años. La presidenta del Banco Central alegó hoy que la norma monetaria actual fue “pensada para un régimen monetario cambiario como pocos en el mundo, como fue el de la convertibilidad". Ese régimen establecía que todos los pesos circulantes debían estar respaldados por reservas en dólares del Banco de Argentina.
Hasta ahora, la autoridad monetaria solo puede destinar reservas al pago de deuda pública si sobran pesos más allá de los garantizados con dólares. A partir del proyecto de ley del kirchnerismo, que cuenta con mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso, el Banco Central ya no tendrá ese límite. La eliminación de esa restricción provocará más inflación, según economistas opositores, pero a la vez aliviará unas cuentas fiscales cada vez menos holgadas. Sin nuevos fondos del Banco de Argentina, el Tesoro de este país difícilmente pueda hacer frente a sus obligaciones de 2012, según analistas. De todos modos, Marcó del Pont aclaró que ahora será el propio Banco Central el que delimitará el máximo de dinero que le transferirá al Tesoro: "El directorio (consejo de administración del banco) va a asumir muchos más compromisos (que los actuales), pero en función a parámetros dinámicos, de acuerdo con la economía mundial actual. No puede hablar un regla fija para utilizar las reservas. ¿Cuáles eran las reservas durante la convertibilidad? Principalmente, deuda externa”.
La iniciativa kirchnerista proclama la independencia del Banco Central, pese a que los opositores dudan que sea real. También aumenta las facultades del presidente del banco, sobre todo en lo que hace al control del sistema financiero. La norma también incrementa las exigencias de capitalización para bancos con pérdidas y permite que la autoridad monetaria intervenga para definir la política antimonopolios.
La segunda fuerza políticas en las últimas elecciones, el Frente Amplio Progresista (FAP), abogará por cambios en el proyecto del peronismo kirchnerista. “El FAP propondrá modificaciones para que las reservas tengan otra utilidad que la de pagar deuda contraída por la (última) dictadura militar (1976-1983)”, aludió uno de sus diputados, Gerardo Milman, a la posible utilización de los fondos del Banco Central para cancelar el pasivo con los países desarrollados del Club de París (incluida España), unas obligaciones que Argentina dejó de pagar en su crisis de 2001. Parte de la deuda con el Club de París fue contraída por el régimen militar argentino, por lo que diputados del FAP la consideran ilegítima.
El radicalismo rechazará la iniciativa del Gobierno. También lo hará el peronismo disidente. “Introduce mucha vulnerabilidad a lo que ya es vulnerable”, opinó uno de sus diputados,Eduardo Amadeo. Un expresidente del Banco Central y actual legislador de la centrista Coalición Cívica, Alfonso Prat-Gay, advirtió de que “el proyecto de Cristina Kirchner le otorga más facultades y más discrecionalidad al directorio del Banco Central y lo exime de prácticamente cualquier responsabilidad”. Jorge Triaca, diputado de la conservadora Propuesta Republicana (PRO), opinó que “con esta reforma se le permitirá a la presidente del Banco Central imprimir billetes sin control, generando mayor inflación y con pérdida del valor de la moneda”. El Gobierno pretende que el Congreso apruebe el proyecto lo antes posible.
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