AGENCIAS São Paulo 7 MAR 2012 - 10:37 CET
Brasil ha confirmado en 2011 el potencial de los emergentes frente a los viejos y estancados actores tradicionales de la economía internacional. Y eso que la economía brasileña echó el freno durante el pasado año por las medidas restrictivas para combatir la inflación y por los efectos de la crisis económica internacional. Pese a ello, logró rebasar a Reino Unido como sexta potencial mundial.
En concreto, la economía de Brasil experimentó en 2011 una expansión anual del 2,7%, una cifra que supone una brusca desaceleración respecto al 7,5% registrado el año anterior, según los datos publicados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Esta cifra, además, es la peor desde 2003 y, con vistas al futuro, eleva la presión para que el Banco Central de Brasil acometa una drástica rebaja de los tipos de interés para estimular la actividad económica.
En términos absolutos, este avance supone que su economía ha alcanzado un valor añadido bruto equivalente a 2,52 billones de dólares, con lo que supera a los 2,48 billones de la británica. El cambio de posiciones tiene lugar apenas un año después de que China se convirtiese en la segunda economía del mundo, por delante de Japón.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, ha explicado que el país comenzó a desacelerarse en el primer semestre de 2011 por las medidas para frenar la inflación y que en el segundo semestre, cuando se esperaba una recuperación, fue sorprendida por el agravamiento de la crisis internacional. "Lo que provocó este resultado en 2011 fue el ajuste realizado principalmente en el primer semestre, que redujo un ritmo de crecimiento que venía muy fuerte en 2010. Fue una política de control de inflación adoptada porque había una inflación mundial que amenazaba con contaminar a Brasil", ha señalado.
No contábamos con el agravamiento de la crisis en el segundo semestre del año"
Guido Mantega, Ministro de Eco
En Brasil, según el ministro, "no contábamos con el agravamiento de la crisis en el segundo semestre" y "sin ese agravamiento, nuestro crecimiento económico el año pasado estaría más próximo del 4% que del 3%". "El deterioro de la economía mundial en el segundo semestre tuvo un peso grande", ha agregado.
Desde Alemania, donde estaba de visita oficial, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, también ha atribuido la desaceleración de las economías en los países emergentes a la crisis en los países desarrollados y ha dicho que su Gobierno "adoptará una posición pro activa para ampliar cada vez más la tasa de crecimiento de forma sustentable".
Bajando al detalle de los datos, el mercado interno siguió siendo el principal motor del país. Aunque no fue inmune al deterioro. Así, el aumento del consumo de las familias, que en 2010 había sido del 6,9%, creció sólo un 4,1%, su menor expansión anual desde 2003 debido principalmente a medidas como el aumento de los intereses y del encaje bancario. En contrapartida, el sector externo se contrajo el 0,7% por la crisis internacional.
En el cuarto trimestre del ejercicio, la economía brasileña experimentó un crecimiento de tres décimas respecto a los tres meses anteriores, mientras que el dato interanual reflejó una expansión del 1,4%.
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