El presidente del PAN destituye a un fiel del expresidente de Calderón como jefe del Senado
LUIS PRADOS México 20 MAY 2013 - 05:05 CET
A punto de cumplirse seis meses de la firma de la agenda de reformas suscritas por las principales fuerzas políticas, el Pacto por México se cobra su primera víctima. El presidente del Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha), Gustavo Madero, comunicó este domingo a Ernesto Cordero, antiguo secretario de Hacienda con el expresidente Felipe Calderón, su cese como jefe del grupo parlamentario panista en el Senado.
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La decisión, que se venía rumiando desde hace días, consagra la brecha abierta en el PAN a partir del Pacto entre los fieles del expresidente mexicano y aquellos dirigentes del partido que fueron apartados del poder en el sexenio anterior.
Madero ha anunciado que el martes decidirá con los senadores panistas el perfil del nuevo jefe de la bancada, pero 24 de los 38 senadores del partido hicieron pública una carta en la tarde del domingo expresando su apoyo a Cordero como coordinador del grupo parlamentario. En su misiva, los firmantes subrayan la “habilidad” del exsecretario de Hacienda “como auténtico contrapeso a un Gobierno y un partido que claramente lo ameritan”.
Al margen de rencillas personales y ambiciones políticas frustradas, propias de todos los partidos, la facción calderonista del PAN considera que su supeditación al Pacto por México está convirtiendo al partido en una mera comparsa del proyecto político del PRI y del presidente Enrique Peña Nieto.
La gota que colmó el vaso de la paciencia de Madero fue la iniciativa de Cordero de presentar una reforma política y electoral fuera del Pacto por México, que tiene la intención de presentar la suya propia a finales de este mes. Tras ello, el presidente del PAN anunció a la prensa que el martes revisaría la conveniencia de seguir con el mismo líder en el Senado. El conflicto motivó que el propio Calderón, retirado en la Universidad de Harvard, interviniera llamando a los suyos a ventilar sus diferencias en el interior del partido.
La alternativa presentada por el exsecretario de Hacienda, que no ha dejado de criticar los acuerdos suscritos en el seno de Pacto, fue apoyada por senadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda). En ambos grupos no escasean quienes piensan que el Pacto redunda en beneficio político fundamentalmente de Peña Nieto, desdibuja el perfil de los partidos de oposición y socava al Congreso como el verdadero foro de la representación popular. En el caso del PAN la herida escuece más porque buena parte de las reformas previstas por el Pacto fueron frustradas por la oposición del PRI durante la presidencia de Calderón.
Buen ejemplo de esta actitud es el artículo que firmaba ayer en el diarioMilenio Juan Ignacio Zavala, amigo y cuñado del expresidente Calderón. Bajo el título El pleito del PAN, comenzaba así: “No es solamente una lucha por el poder, es una lucha por el rumbo del partido, por la forma en que debe comportarse ante el Gobierno y por recuperar un poco de la dignidad partidista que Madero ha pisoteado con sus elogios desmedidos, y hasta cursis, que le lanza cada vez que puede al presidente Peña Nieto”. Y concluía: “Porque el partido es mucho más que una dirigencia pusilánime y que un cúmulo de rencores mal procesados”.
La batalla por el control del PAN solo acaba de comenzar y quizá también ponga en juego la suerte del Pacto por México en vísperas de las elecciones regionales y municipales prevista en 14 estados —uno de ellos se juega la gubernatura— para el próximo 7 de julio.
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