Ejemplares de la nueva novela del estadounidense Dan Brown «Inferno»
Hoy se publica en España «Inferno», el último libro del escritor que se convertirá, probablemente, en el más vendido del año
ANA MELLADO / LONDRES - Día 16/05/2013 - 03.43h
Al catedrático de Simbología Richard Langdon todavía le quedan muchas incógnitas por despejar y códigos por descifrar. La fórmula de éxito del escritor norteamericano Dan Brown alcanza a partir de hoy su cuarta entrega, con «Inferno», alejándose esta vez de los personajes eclesiásticos para centrarse en el épico poema de Dante.
La literatura de Brown es una apuesta segura y los libreros ya se frotan las manos ante el previsiblemente libro más vendido del año. Decenas de fans de Dan Brown se agolpaban a primera hora de la mañana a las puertas de uno de los establecimientos de la cadena británica Waterstones en Londres para conseguir una edición especial de «Inferno» firmado por el autor.
A pesar de sus extraordinarias ventas, Brown nunca ha gozado del reconocimiento de la crítica y es poco probable que este desencuentro cambie con el nuevo libro. «Ya estoy habituado a las críticas, en cierto sentido, las espero. Lo que para mí resulta interesante es que en todos los campos creativos, seas un músico, un pintor o un cocinero, esperas que la gente consuma ese producto y comparta tu gusto. Los críticos tienen un conocimiento preconcebido de ese campo, porque han leído tanto o comido tanto, que no creo que compartan la misma opinión que el público», afirma Brown en la primera entrevista sobre el lanzamiento de «Inferno» concedida al diario The Times.
Autoparodia
La primera crítica publicada sobre la nueva novela ha sido la de Janet Maslin en The New York Times, quien se enmarca en esas filas de incompasivos con Brown. «Las primeras partes de “Inferno” se acercan tanto a la autoparodia que Brown parece haber perdido el sentido, como Langdon, que empieza el libro en la cama de un hospital con un caso de amnesia que entorpece su espectacular ingenio». Pero afortunadamente, «para alivio de quien disfrute con la obra de este escritor», Maslin reconoce un sentido del juego que alivia a Brown de la pesadez.
No menos incisivo se muestra Jake Kerridge, en su crítica para el diario Daily Telegraph, donde apunta a que la ambición de Brown ha excedido su capacidad. «Su prosa se caracteriza por la imprecisión. Parece que busca evitar que el lector se enganche con la historia. Este es su peor libro, aunque por una noble razón; su ambición supera ampliamente su capacidad».
Bajo llave
El contenido del libro se ha mantenido bajo llave en el período previo a su lanzamiento salvo el adelanto promocional del primer capítulo. La obsesión por custodiar el contenido de «Inferno» obligó a once traductores a encerrarse, custodiados por las medidas más estrictas de seguridad, en un complejo subterráneo de alta seguridad en Milán donde trabajaron en las diferentes ediciones de idioma. Para evitar filtraciones, les confiscaron sus teléfonos móviles, el acceso a internet estaba restringido y monitorizado y se les prohibió tomar nota en cualquier cuaderno no autorizado, teniendo que entregar los manuscritos cada noche. Acompañados en todo momento por guardias de seguridad, eran devueltos a los hoteles en los que se alojaban en minibuses evitando en cualquier momento el contacto con el exterior.
Con «Inferno», Dan Brown busca volver a conquistar el primer puesto de ventas en todo el mundo, algo que consiguió con «El código Da Vinci» (de hecho es la novela más vendida de los últimos 30 años) y que no le salió tan bien con «El símbolo perdido» que no logró el mismo nivel. A lo largo de su producción, Brown se ha ganado la fama de alma solitaria. La capacidad de creación de Brown y su brillante intelecto se desarrollan en períodos de aislamiento y existe el rumor extendido de que se cuelga boca abajo para combatir el bloqueo de escritor. «Es cierto. Me ayuda mucho, sólo hay que relajarse y dejarse llevar», afirma el autor.
MARÍA G. PICATOSTE CORRESPONSAL EN NUEVA YORK
En Estados Unidos, también, tras varios meses de tensa espera e intensa publicidad, el último libro de Dan Brown, «Inferno», llegó a las librerías. El volumen, el cuarto en la serie protagonizada por Robert Langdon e iniciada con «Ángeles y demonios» hace ya 13 años, ha sido recibido con gran fanfarria y críticas divergentes.
La mayoría de los comentarios hechos sobre el libro aluden al vigoroso ritmo que produce la generosa cantidad de claves numéricas secretas, trucos y pistas que descifrar en el libro, algo que se ha convertido en el santo y seña de la franquicia Brown. «Para el alivio de cualquier persona a quien le guste, Brown termina no solo dejando un rastro de pistas sobre Dante, sino también jugando con el tiempo, el género, la identidad, famosas atracciones turísticas y la medicina futurista», señala el «New York Times».
Los medios más receptivos alaban la habilidad sostenida de Brown para mantener cautiva la atención del lector y entretenerlo al tiempo que aprende detalles históricos sobre ciudades y personajes como, en este caso, el poeta Dante Alighieri. Uno de ellos es «USA Today». El periódico ha calificado el libro como «una tremenda buena lectura» y ha señalado a sus lectores que ver a Langdom «atravesar el infierno es lo más cerca que un libro ha conseguido estar de convertirse en un taquillazo de cine».
Pero es precisamente la obscena cantidad de referencias históricas la que ha decepcionado a algunos críticos como Monica Hesse, quien escribe para el «Washington Post» que desafortunadamente en ocasiones los lugares y las aventuras que Brown relata «parecen tratar no tanto de sostener la Historia, sino de no hundirse bajo su peso».
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