miércoles, 15 de mayo de 2013

La pobreza crece el 8% en España y aumenta la desigualdad entre regiones

El estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas compara entre 2008 y 2011

El mayor incremento es de Canarias (21%) seguido por la Comunidad Valenciana (18%)


JAIME PRATS Valencia 15 MAY 2013 - 16:45 CET

La pobreza ha crecido en España un 8% entre los años 2008 y 2011. El dato figura en el informe Desarrollo humano y pobreza en España y sus comunidades autónomas, publicado por la Fundación Bancaja y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). El índice empleado es el de pobreza humana, que combina factores económicos (renta y desempleo) con sociales (salud y educación).

La primera comunidad en la más ha subido la miseria es Canarias (21%), seguida muy de cerca por la Comunidad Valenciana (18%). Por detrás se sitúan Andalucía (16%), Aragón (13%) y Cataluña (7%). Hay regiones en las que la tasa de pobreza se ha reducido. Es el caso de Navarra (-9%), La Rioja (-7%) o el País Vasco (-2%), según el documento elaborado por los catedráticos de Análisis Económico Carmen Herrero (Universidad de Alicante) y Antonio Villar (Universidad Pablo de Olavide de Sevilla).

Estos datos muestran que la diversidad entre comunidades autónomas, en lo que respecta a la pobreza, ha aumentado "hasta duplicarse", según el trabajo. La Comunidad Valenciana es un ejemplo de ello debido fundamentalmente a la caída de renta, que ha provocado que esta autonomía haya pasado de situarse por encima de la media a encontrarse en estos momentos por debajo.

El estudio diferencia entre los dos componentes que se emplean para elaborar el índice de pobreza humana. Por un lado, la pobreza estrictamente económica ha crecido "de forma pronunciada" debido a la pérdida de renta disponible por los ciudadanos y el incremento del desempleo de larga duración. Sin embargo, de acuerdo con los autores, con la pobreza en capital humano (educación y salud) ha sucedido lo contrario,"debido a la poca sensibilidad a corto plazo de la esperanza de vida" y "al carácter contracíclico de la tasa de abandono temprano de los estudios". Es decir, señalan que si hay efectos sobre la salud aún no se notan (hasta 2011) y que ante la falta de perspectivas laborales aumenta el número de estudiantes. En todo caso, estos factores no compensan el hundimiento de la renta y el paro desbocado.

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