La mitad de las adolescentes que tienen relaciones sexuales se quedan embarazadas
El 83% de las que tienen un hijo nunca vuelve a estudiar
NÉS SANTAEULALIA México 18 MAY 2013 - 03:22 CET
Daniela es una niña con un niño entre sus brazos. Ella tiene 14 años, él apenas va a cumplir un mes. Son madre e hijo. La mirada desconfiada delata la adolescencia de ella. No sus brazos, que agarran con maña al recién nacido envuelto en una manta y con la cabeza cubierta con un gorro a rayas azules y blancas. A unos metros de ellos llora Daniel, su otro hijo de dos años. Daniela es una niña con dos niños. Los tres están solos.
Solo en el año 2011 hubo más de 480.000 danielas en México. Historias de niñas que se convirtieron en madres cuando solo les tocaba seguir siendo hijas. La doctora Josefina Lira, que trabaja en la unidad de investigación de medicina adolescente en el Distrito Federal, cree que México está en una “situación de emergencia” porque las cifras no han dejado de crecer. En el año 2000, del total de embarazos el 17% fueron de mujeres de 14 a 19 años, mientras que en el 2011, el porcentaje creció al 19,3% (de un total de 2,5 millones de embarazos), según el Instituto Nacional de Estadística (Inegi).
Jasmine tiene 17 años y una barriga de cinco meses. Sentada en unas escaleras de una de las casa-hogar para embarazas en situación de desamparo de la asociación Vifac, cuenta que está segura de que su niño está vivo “por obra de milagro”. Su novio, con el compartía una habitación de alquiler, desapareció al enterarse de que iba a ser padre. Su madre tampoco quiso que tuviera al bebé y la llevó al médico para interrumpir el embarazo. “Me dieron medicamento pero se resistió”, cuenta Jasmine con cierto orgullo de madre. Sin pareja y sin el apoyo de su familia, la única respuesta a su intención de tener al niño llegó de Internet. Se puso en contacto con la asociación y viajó sola desde el Estado de Guerrero (al este del país) para instalarse en el centro que le dará techo, comida y atención médica hasta que nazca su hijo.
La vida en la casa-hogar para jóvenes como Daniela o Jasmine es un regalo con fecha de caducidad. El próximo destino de Daniela, a la que su padre entregó a los servicios sociales al enterarse del segundo embarazo, será otro centro que la ayude a criar sola a sus dos hijos. Jasmine reconoce que cada mañana se levanta pensando en qué va a hacer cuando se marche con un niño entre los brazos. “Aquí todo es gratis, pero allá fuera no”, dice mirando a la puerta. Tiene dudas pero está llena de proyectos. Dice que le gustaría ser psicóloga y que al salir buscará trabajo para seguir estudiando y cuidar de Asaf (el nombre hebreo que ha elegido “porque significa que se ha posicionado al Señor”)
No lo tiene fácil. El 83% de las jóvenes que se quedan embarazadas dejan de estudiar, según un informe del Instituto Nacional de Perinatología. “Estamos ante un problema social porque pasan a depender económicamente de la familia y se integran en el mercado informal”, explica la doctora Lira, que trabaja en el Instituto y desde el año 2003 ha atendido a 7.400 embarazadas menores de 16 años.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición publicada en 2012 asegura que el 23% de las niñas de 10 a 19 años tiene relaciones sexuales y que de estas, el 51% han estado embarazadas al menos una vez. Gissela Anguiano, psicóloga de Vifac, dice que más que un problema de educación sexual se trata de una cuestión familiar. “Muchas provienen de familias desintegradas, otras han dejado la escuela para trabajar, en muchos casos hay un entorno violento”, explica
La doctora Lira, que también pasa consulta en una clínica privada, cree que aunque el embarazo abarca a todas las clases sociales, la adolescentes de clase media o alta tiene una forma mucho más segura de interrumpir la gestación (en México el aborto solo es legal en el DF). “Puede ir a un consultorio o puede hacerse prueba, mientras que las mujeres de más bajos recursos no tienen acceso a los sistemas de salud”, añade. De hecho, ha comprobado cómo las niñas que deciden seguir adelante con el embarazado suelen ser de clase baja. “Las niñas con educación y buen nivel económico saben qué quieren estudiar y se cuidan”, afirma. Tienen, a fin de cuentas, “un plan de vida diferente”
Contra lo que puede parecer, Lira cree que hay información sexual suficiente: "Hemos comprobado que el 90% conoce los métodos". Pero piensa que hace “falta resolver dudas” y mejorar el acceso de los jóvenes a los anticonceptivos. Para tratar de invertir una tendencia al alza, apuesta por políticas públicas “urgentes” y campañas masivas de comunicación que ayuden a "crear conciencia".
El embarazo adolescente en América Latina y el Caribe
Después de África, América Latina y el Caribe es la región donde el embarazo precoz es más alto. El 38% de las mujeres se quedan embarazas antes de cumplir los 20 años, según datos de Unicef.
El informe sobre la Población Mundial 2012 de Naciones Unidas muestra que en México 87 de cada mil niñas de 15 a 19 años se quedaron embarazas. En Ecuador la cifra llega a 100, Guatemala (92), Honduras (108) y Venezuela (101).
Las cifras más bajas de la región se dan en Argentina, con 68 de cada 1.000 niñas de 15 a 19 años embarazadas, Chile con 54, Uruguay con 60 o Brasil con 71. En Estados Unidos las cifras bajan a 39 de cada mil y en España caen a 13.
Daniela es una niña con un niño entre sus brazos. Ella tiene 14 años, él apenas va a cumplir un mes. Son madre e hijo. La mirada desconfiada delata la adolescencia de ella. No sus brazos, que agarran con maña al recién nacido envuelto en una manta y con la cabeza cubierta con un gorro a rayas azules y blancas. A unos metros de ellos llora Daniel, su otro hijo de dos años. Daniela es una niña con dos niños. Los tres están solos.
Solo en el año 2011 hubo más de 480.000 danielas en México. Historias de niñas que se convirtieron en madres cuando solo les tocaba seguir siendo hijas. La doctora Josefina Lira, que trabaja en la unidad de investigación de medicina adolescente en el Distrito Federal, cree que México está en una “situación de emergencia” porque las cifras no han dejado de crecer. En el año 2000, del total de embarazos el 17% fueron de mujeres de 14 a 19 años, mientras que en el 2011, el porcentaje creció al 19,3% (de un total de 2,5 millones de embarazos), según el Instituto Nacional de Estadística (Inegi).
Jasmine tiene 17 años y una barriga de cinco meses. Sentada en unas escaleras de una de las casa-hogar para embarazas en situación de desamparo de la asociación Vifac, cuenta que está segura de que su niño está vivo “por obra de milagro”. Su novio, con el compartía una habitación de alquiler, desapareció al enterarse de que iba a ser padre. Su madre tampoco quiso que tuviera al bebé y la llevó al médico para interrumpir el embarazo. “Me dieron medicamento pero se resistió”, cuenta Jasmine con cierto orgullo de madre. Sin pareja y sin el apoyo de su familia, la única respuesta a su intención de tener al niño llegó de Internet. Se puso en contacto con la asociación y viajó sola desde el Estado de Guerrero (al este del país) para instalarse en el centro que le dará techo, comida y atención médica hasta que nazca su hijo.
La vida en la casa-hogar para jóvenes como Daniela o Jasmine es un regalo con fecha de caducidad. El próximo destino de Daniela, a la que su padre entregó a los servicios sociales al enterarse del segundo embarazo, será otro centro que la ayude a criar sola a sus dos hijos. Jasmine reconoce que cada mañana se levanta pensando en qué va a hacer cuando se marche con un niño entre los brazos. “Aquí todo es gratis, pero allá fuera no”, dice mirando a la puerta. Tiene dudas pero está llena de proyectos. Dice que le gustaría ser psicóloga y que al salir buscará trabajo para seguir estudiando y cuidar de Asaf (el nombre hebreo que ha elegido “porque significa que se ha posicionado al Señor”)
No lo tiene fácil. El 83% de las jóvenes que se quedan embarazadas dejan de estudiar, según un informe del Instituto Nacional de Perinatología. “Estamos ante un problema social porque pasan a depender económicamente de la familia y se integran en el mercado informal”, explica la doctora Lira, que trabaja en el Instituto y desde el año 2003 ha atendido a 7.400 embarazadas menores de 16 años.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición publicada en 2012 asegura que el 23% de las niñas de 10 a 19 años tiene relaciones sexuales y que de estas, el 51% han estado embarazadas al menos una vez. Gissela Anguiano, psicóloga de Vifac, dice que más que un problema de educación sexual se trata de una cuestión familiar. “Muchas provienen de familias desintegradas, otras han dejado la escuela para trabajar, en muchos casos hay un entorno violento”, explica
La doctora Lira, que también pasa consulta en una clínica privada, cree que aunque el embarazo abarca a todas las clases sociales, la adolescentes de clase media o alta tiene una forma mucho más segura de interrumpir la gestación (en México el aborto solo es legal en el DF). “Puede ir a un consultorio o puede hacerse prueba, mientras que las mujeres de más bajos recursos no tienen acceso a los sistemas de salud”, añade. De hecho, ha comprobado cómo las niñas que deciden seguir adelante con el embarazado suelen ser de clase baja. “Las niñas con educación y buen nivel económico saben qué quieren estudiar y se cuidan”, afirma. Tienen, a fin de cuentas, “un plan de vida diferente”
Contra lo que puede parecer, Lira cree que hay información sexual suficiente: "Hemos comprobado que el 90% conoce los métodos". Pero piensa que hace “falta resolver dudas” y mejorar el acceso de los jóvenes a los anticonceptivos. Para tratar de invertir una tendencia al alza, apuesta por políticas públicas “urgentes” y campañas masivas de comunicación que ayuden a "crear conciencia".
El embarazo adolescente en América Latina y el Caribe
Después de África, América Latina y el Caribe es la región donde el embarazo precoz es más alto. El 38% de las mujeres se quedan embarazas antes de cumplir los 20 años, según datos de Unicef.
El informe sobre la Población Mundial 2012 de Naciones Unidas muestra que en México 87 de cada mil niñas de 15 a 19 años se quedaron embarazas. En Ecuador la cifra llega a 100, Guatemala (92), Honduras (108) y Venezuela (101).
Las cifras más bajas de la región se dan en Argentina, con 68 de cada 1.000 niñas de 15 a 19 años embarazadas, Chile con 54, Uruguay con 60 o Brasil con 71. En Estados Unidos las cifras bajan a 39 de cada mil y en España caen a 13.
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