LA CATÁSTROFE DEL PRESTIGE
El fallo exonera a todos los acusados del delito medioambiental y sólo condena a Mangouras a 9 meses por desobediencia
El juez sostiene que "nadie sabe la causa" del hundimiento y que "no hay responsabilidad penal"
La sentencia de la Audiencia de A Coruña avala la decisión del Gobierno de alejar el petrolero de la costa gallega
Los vídeos inéditos del hundimiento del barco
ESPECIAL Consulte toda la información sobre el juicio
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PAOLA OBELLEIRO / SONIA VIZOSO Santiago 13 NOV 2013 - 12:36 CET
Una de las mayores catástrofes ecológicas de Europa, la marea negra que a finales de 2002 provocó en el norte de España y el sur de Francia el naufragio del petrolero Prestige, se ha saldado únicamente por la condena a nueve meses de cárcel por un delito de desobediencia grave al capitán del buque, el griego Apostolos Mangouras. El único condenado, de 78 años, no irá a la cárcel. Nadie pagará además la abultada factura de los daños causados por el derrame de fuel, cifrada por la Fiscalía, en 4.328 millones de euros. Sólo quedará para indemnizaciones los 22 millones de euros de fianza depositados hace 11 años por la aseguradora londinense del barco.
La Audiencia Provincial de A Coruña considera que no hubo imprudencia, ni actuación dolosa, y tampoco responsabilidad penal ni por parte de Mangouras ni del exdirector general de Marina Mercante José Luis López-Sors. Ambos son inocentes de un delito contra el medio ambiente y daños a espacios naturales protegidos, al igual que el jefe de máquinas del petrolero, Nikolaos Argyropoulos. El capitán Mangouras -para el que la fiscalía solicitó 12 años de cárcel- ya cumplió en 2002 tres meses de cárcel preventiva y lleva desde entonces en libertad provisional, había demorado tres horas el remolque del petrolero tras su accidente, “un retraso inaceptable”, dice el tribunal, solo motivado para primar el interés del armador de salvar la carga sobre el riesgo de que se vertiese en la proximidaes del litoral.
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FOTOGALERÍA Prestige, imágenes del desastre
La sentencia, leída por el presidente del tribunal, Juan Luis Pía, sin la presencia de ninguno de los tres acusados, considera que el accidente fue propiciado por el "deficiente estado de mantenimiento y conservación" de una nave que entonces tenía ya 26 años de antigüedad. Pero al mismo tiempo concluye que no se ha podido comprobar quer ni el capitán, Apostolos Mangouras, ni si jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, fueran conscientes del peligro que representaba el buque para la navegación, ya que de ser así "estarían poniendo en peligro sus propias vidas". La sentencia señala que las carencias del buque no fueron advertidas porque las inspecciones de control sobre su estado resultaron insuficientes. Y atribuye esa responsabilidad a la sociedad estadounidense American Bureau of Shipping (ABS) que expidió el certificado de navegabilidad del Prestige, una "empresa privada que desarrolla una lucrativa actividad". Sin embargo, el tribunal sí condena a Mangouras por el delito de desobediencia, al negarse durante tres horas a que el buque fuese remolcado.
En cuanto al exdirector general de la Marina Mercante José Luis López Sors, la sentencia establece que la decisión de alejar el buque de la costa y negarle refugio en un puerto fue "discutible pero parcialmente eficaz". Los jueces destacan las discrepancias entre los expertos sobre la decisión más adecuada ante la emergencia que representaba un buque que había empezado a verter fuel frente a las costas de Galicia. El hecho de que el barco estuviese seis días dando vueltas frente al litoral gallego antes de hundirse tampoco puede considerarse que fuese producto de una "decisión imprudente", sostiene el tribunal, que argumenta además que López-Sors no le impuso un "rumbo suicida".
La sentencia se ha conocido el día en que se cumplen 11 años desde que el petrolero de bandera panameña, con 77.000 toneladas de fuel a bordo, enviase un SOS cuando lo atrapó un temporal frente a las costas de Finisterre. Las autoridades españolas ordenaron llevar a alta mar el buque, que estuvo seis días sin rumbo fijo soltando el fuel que luego se extendió por el litoral de Galicia y avanzó hacia al norte hasta llegar incluso a Francia. El Prestige se hundió definitivamente, tras partirse en dos, el 19 de noviembre de 2002, a unas 130 millas marinas (250 kilómetros) de la costa gallega.
El fallo rechaza las acusaciones públicas contra Mangouras, para el que la Fiscalía pedía 12 años de cárcel, aunque nadie pretendía que el marino griego volviese, a sus 78 años de edad, a entrar en prisión. Para la acusación pública, no se trataba con este proceso judicial de “toda una Administración que va contra un pobre capitán”, como decía el fiscal, Alvaro García Ortiz, en su alegato. A través una condena del marino griego, “eslabón de la avaricia organizada” en el mundo maritimo, decía el abogado del Estado, se buscaba que pagase la factura del desastre, cifrada en 4.328 millones de euros, la aseguradora británica del 'Prestige'. Es la única sociedad del escurridizo entramado empresarial del barco que la justicia española consiguió llevar a juicio como responsable civil directa.
Una teoría que compartían las 55 acusaciones particulares en este juicio, incluida la plataforma Nunca Máis, pero que finalmente ha rechazado el tribunal, al no declarar ningún responsable civil. Las acusaciones también pretendían que se condenase al exdirector de Marina Mercante, para el que pedían cinco años y un día de prisión. “Si hay otro 'Prestige' que los cargos públicos no se vayan de cacería”, rogó el abogado de Nunca Máis. El argumento fue rechazo de plano por la Audiencia coruñesa.
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