martes, 29 de septiembre de 2015

“La gente en Venezuela está perdiendo el miedo”

Leopoldo López y Antonieta Mendoza, en EL PAÍS en Madrid. / ULY MARTÍN

Los padres de Leopoldo López, de visita en Madrid, lamentan el silencio de los líderes latinoamericanos tras la condena a su hijo

JUAN MORENILLA Madrid 29 SEP 2015 - 10:16 CEST


Leopoldo López y Antonieta Mendoza hablan en un tono calmado pero con palabras duras. La procesión va por dentro para los padres de Leopoldo López, el opositor venezolano preso en Caracas desde febrero de 2014 y condenado el pasado 10 de septiembre a 13 años y nueve meses de cárcel, acusado de instigar las revueltas populares que se saldaron entonces con 43 muertos. Durante una visita a Madrid en la que esperan entrevistarse con representantes políticos, Leopoldo padre y Antonieta denuncian las irregularidades que según ellos se cometieron en el juicio a su hijo, lamentan el silencio de los dirigentes de América Latina y muestran su esperanza en que las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre cambien la situación del país y abran las rejas de la prisión para el líder de Voluntad Popular.

Una sentencia que no es pública. Los padres de Leopoldo López aseguran que escucharon durante 20 minutos la condena a su hijo por parte de la juez. Pero que ni ellos ni la defensa han recibido ninguna notificación escrita de la sentencia. “La ley dice que a partir de los nueve días laborables debe hacerse pública, pero los cierres del Tribunal han postergado su publicación. La esperamos para este viernes, porque solo así podemos apelar”, explica Leopoldo padre. Su esposa añade: “La sentencia fue la lectura literal de la acusación de la fiscalía. Ella no hizo el trabajo que tenía que hacer, escuchar a las partes y decidir. Leyó la acusación como si no hubiera habido juicio”.

Las irregularidades del proceso. Antonieta Mendoza asevera que el juicio estuvo manchado “desde que el momento en que se emitió la orden de captura”. “No había pasado una hora desde que hubo incidentes hasta que Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, dijo que Leopoldo era el culpable, sin ninguna investigación. Luego el juicio estuvo absolutamente militarizado. Los alrededores del Palacio de Justicia estaban cerrados a cuatro cuadras con piquetes del ejército. El juicio debía ser oral y público, pero no entraron medios, observadores internacionales ni dirigentes políticos. Fue un juicio oculto. La defensa presentó 75 testigos. La fiscalía, 108. Solo uno de los testigos de la defensa fue aceptado, y porque coincidía con la fiscalía. 108 testigos de la fiscalía, 30 pruebas entre fotografías y vídeos, y nada de la defensa. Todo es una emboscada del Gobierno”. “La sentencia estaba dictada desde el primer día”, añade el padre.

Los pasos siguientes. Los familiares y la defensa del líder opositor esperan este viernes la notificación escrita de la sentencia para comenzar el proceso de apelaciones. Primero ante la Corte de Apelación y luego ante el Tribunal Supremo. Aquí acabarían sus recursos ante las instancias nacionales. El siguiente paso sería presentarse ante las cortes internacionales. “Todo esto lo digo sin ser nada optimista, porque durante el año y medio de juicio se intentaron varias apelaciones y no fueron concedidas. Y ninguna de las sentencias internacionales que se consiguieron a favor de Leopoldo, como de las Naciones Unidas, que se pronunció a favor de su libertad, y que deberían ser de carácter obligatorio puesto que Venezuela es un firmante de los tratados de las Naciones Unidas y miembro del Consejo de Seguridad, fue respetada. Vemos con angustia que internacionalmente no hay fuerza para imponer lo que es una obligación”, denuncia el padre del dirigente.

Sin apoyo en la región. Al igual que Lilian Tintori, mujer de Leopoldo López, sus padres están llamando a las puertas de los gobiernos extranjeros. Pero mientras que en España han encontrado “mucha solidaridad”, lamentan el silencio de los gobiernos de América Latina. “El presidente Barack Obama habló de presos políticos y exigió la liberación de Leopoldo. Y John Kerry [secretario de Estado[ condenó la sentencia. El gobierno español, el estadounidense y el canadiense nos han apoyado. En nuestra región, no. Y no estamos hablando de meterse en la política de otro país, sino de violación de los derechos humanos”, esgrime Antonieta Mendoza. ¿Y por qué ese silencio? Leopoldo López padre señala al factor económico: “Lamentablemente, si algo nos dejó la presencia de la ideología chavista en América Latina es que la riqueza nacional, la petrochequera, compró conciencias, como en Panamá, Jamaica y la mayoría de países que reciben una dádiva del gobierno venezolano a costa de nuestra economía. En Venezuela no hay divisas para comprar medicinas y alimento, pero sí hay suficiente petróleo para enviar a Dominica, a Cuba 100.000 barriles diarios que no se cobran y no hay contabilidad sobre ellos, Haití…. Hay un trasfondo económico detrás de ese silencio de los dirigentes de América Latina. ¿Por qué tenerle miedo a un Estado medio muerto? Nadie lo entiende”.

Elecciones el 6 de diciembre. Según Mendoza, en Venezuela hay 78 presos políticos, entre ellos unos 15 estudiantes, que sufren “condiciones terribles” en prisión. Ante ese escenario, confía en que los próximos comicios parlamentarios sirvan para cambiar la situación, aunque admite que se trata de una lucha desigual puesto que hay siete opositores al régimen inhabilitados. “Esperamos en primer lugar que haya elecciones”, detalla López padre; “en segundo que sean libres, que se permita una observación internacional o una auditoría sobre los resultados. Porque no son libres, y lo digo desde ya, cuando los líderes de la oposición no pueden competir. Es una elección amañada”. Ambos aguardan ahora a que el movimiento opositor mantenga su unidad y que la población haga escuchar su voz. “Los números hablan de la caída del chavismo”, dice Mendoza. “Si la gente sale a votar, de verdad, si hay un alto nivel de participación, con ese aluvión de votos, por más que quieran hacer fraude, se puede ganar. Pero dependerá de lo que hagan para amedrentar y meter miedo. Las encuestas dicen que el 70% de la gente va a ir votar. La gente está perdiendo el miedo”.

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