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Día 03/12/2012 - 10.12h
El 12 de abril de 1961, Yuri Alexéievich Gagarin se convirtió en el primer ser humano que viajaba al espacio y regresaba, convertido en un auténtico héroe, para contar su experiencia. Como reconocimiento a esta enorme hazaña, la Unión Soviética le recompensó ascendiéndolo a mayor.
Al menos, esta es la versión oficial que se dio en un país comunista, en el que todos los ciudadanos tenían que ser iguales, incluido el primer cosmonauta de la historia. Sin embargo, tal y como relata Daniel Marín en su blog «Eureka», ganador del Premio Bitácoras 2012 en la categoría «Ciencia», ese no fue el único reconocimiento recibido por Gagarin.
Así, el 18 de abril de 1961 el Consejo de Ministros de la URSS adoptó la resolución secreta nº 1037rs, un meticuloso decreto que asignaba varios regalos a Yuri y su familia con el objeto de hacer su vida algo más cómoda.
El acuerdo establecía que el Ministerio de Defensa debía proporcionar al cosmonauta y su familia un piso con cuatro habitaciones con muebles para el dormitorio, el salón, la habitación de los niños, el despacho y la cocina. Entre el equipamiento del apartamento destacaban un televisor «Rubin», una radio «Liuks», una lavadora, una nevera o una aspiradora, auténticos lujos en la Rusia comunista de los años sesenta.
Gagarin recibió también un automóvil Volga y diversos enseres personales, entre los que se encontraban un abrigo de invierno y uno de verano, una gabardina, dos trajes, seis camisas o seis conjuntos de ropa interior de seda, así como una máquina de afeitar y dos maletas.
Su esposa también fue obsequiada con varios abrigos, además de tres vestidos, un traje negro, dos gorros, seis orejeras y dos bolsos de mujer, entre otras prendas y complementos. Un cochecito, cuatro vestidos de lana, zapatos, abrigos y muñecos para bebés fueron los regalos que el Gobierno ruso destinó a las dos hijas de Gagarin.
Tampoco sus padres y sus hermanos quedaron fuera de este reconocimiento secreto, ya que mientras los primeros recibieron una casa prefabricada de tres habitaciones amuebladas, un televisor, una radio y varias prendas de vestir, a sus dos hermanos y su hermana se les hizo entrega de mil rublos a cada uno.
Tras Gagarin, German Titov, el segundo hombre en órbita, recibió un lote de regalos parecido. Sin embargo, a medida que Estados Unidos cobraba ventaja en la carrera espacial y la euforia rusa iba disminuyendo, la generosidad del Gobierno soviético con sus camaradas fue cada vez menor. Hasta que llegó el momento en el que los cosmonautas rusos dejaron de recibir este tipo de regalos. Desde entonces, el reconocimiento fue en exclusiva para los astronautas de las misiones Apolo americanas.
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