El límite del 30 de julio es una fecha "completamente realista", afirman fuentes del Kremlin
El Departamento de Estado norteamericano asegura que Damasco no está cumpliendo los plazos
RODRIGO FERNÁNDEZ Moscú 31 ENE 2014 - 14:31 CET
Mijaíl Uliánov, director del departamento de Seguridad y Desarme del Ministerio de Exteriores ruso, ha afirmado este viernes que el Kremlin «no ve ninguna necesidad» de meter prisas a Siria y que el 30 de julio es una fecha «completamente realista» a pesar de los retrasos que ha habido en la salida de las armas químicas.
Uliánov no ocultó que sus declaraciones son la respuesta de Moscú a la preocupación manifestada el jueves por Washington. «Los socios estadounidense, como de costumbre, son partidarios de presionar incluso en los casos en que esto no es necesario. De ahí la apuesta por una agenda rígida que no siempre se corresponde con la realidad», agregó el diplomático.
Los rusos consideran que «los sirios tienen una actitud seria y concienzuda hacia el cumplimiento de sus obligaciones». Por ello, Uliánov subrayó, respondiendo al secretario de Estado John Kerry, que Moscú es «completamente contrario» al uso de la fuerza, pues ello violaría el derecho internacional y no tendría la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Kerry ha advertido de que Washington no ha olvidado «la posible intervención militar en Siria en caso de que surjan nuevos problemas con las armas químicas».
El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, manifestó el jueves en Varsovia su preocupación por el escaso progreso en la entrega de armas químicas y dijo que había telefoneado a su colega ruso, Serguéi Shoigu, para pedirle que interviniera ante el Gobierno de Damasco con el fin de que este acelere el cumplimiento de sus compromisos. Uliánov justificó los retrasos por problemas en el camino al puerto de Latakia y por el insuficiente apoyo técnico que se recibe de la comunidad internacional.
El diplomático ruso reveló, en particular, que un convoy con armas químicas había sido atacado el lunes pasado por un grupo de rebeldes en la ruta a Latakia. Aunque ese ataque fue repelido, el personal de la ONU y de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) es amenazado continuamente por la oposición al régimen de El Asad, dijo Uliánov.
A pesar de que «existen algunas diferencias» entre Rusia y Estados Unidos en lo relativo al problema del desarme químico de Siria, entre ambos países se han establecido al respecto «relaciones estrechas y una colaboración bastante fructífera», recalcó Uliánov.
RODRIGO FERNÁNDEZ Moscú 31 ENE 2014 - 14:31 CET
Mijaíl Uliánov, director del departamento de Seguridad y Desarme del Ministerio de Exteriores ruso, ha afirmado este viernes que el Kremlin «no ve ninguna necesidad» de meter prisas a Siria y que el 30 de julio es una fecha «completamente realista» a pesar de los retrasos que ha habido en la salida de las armas químicas.
Uliánov no ocultó que sus declaraciones son la respuesta de Moscú a la preocupación manifestada el jueves por Washington. «Los socios estadounidense, como de costumbre, son partidarios de presionar incluso en los casos en que esto no es necesario. De ahí la apuesta por una agenda rígida que no siempre se corresponde con la realidad», agregó el diplomático.
Los rusos consideran que «los sirios tienen una actitud seria y concienzuda hacia el cumplimiento de sus obligaciones». Por ello, Uliánov subrayó, respondiendo al secretario de Estado John Kerry, que Moscú es «completamente contrario» al uso de la fuerza, pues ello violaría el derecho internacional y no tendría la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Kerry ha advertido de que Washington no ha olvidado «la posible intervención militar en Siria en caso de que surjan nuevos problemas con las armas químicas».
El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, manifestó el jueves en Varsovia su preocupación por el escaso progreso en la entrega de armas químicas y dijo que había telefoneado a su colega ruso, Serguéi Shoigu, para pedirle que interviniera ante el Gobierno de Damasco con el fin de que este acelere el cumplimiento de sus compromisos. Uliánov justificó los retrasos por problemas en el camino al puerto de Latakia y por el insuficiente apoyo técnico que se recibe de la comunidad internacional.
El diplomático ruso reveló, en particular, que un convoy con armas químicas había sido atacado el lunes pasado por un grupo de rebeldes en la ruta a Latakia. Aunque ese ataque fue repelido, el personal de la ONU y de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) es amenazado continuamente por la oposición al régimen de El Asad, dijo Uliánov.
A pesar de que «existen algunas diferencias» entre Rusia y Estados Unidos en lo relativo al problema del desarme químico de Siria, entre ambos países se han establecido al respecto «relaciones estrechas y una colaboración bastante fructífera», recalcó Uliánov.
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