viernes, 17 de julio de 2015

Antisistemas y soberanistas quieren derrocar al Rey para romper el Estado

EFE
Manifestación, en Barcelona en 2014 en contra de la proclamación de Felipe VI

Ven prioritario acabar con la Monarquía como primer paso para un Estado confederal


PABLO MUÑOZ / JAVIER PAGOLA / MADRID - Día 17/07/2015 - 11.55h

La extrema izquierda y los independentistas vascos y catalanes -sobre todo estos últimos- están en un proceso de acercamiento para conseguir la ruptura con el régimen democrático surgido en 1978 en España, según análisis de los servicios de Inteligencia e Información a los que ha tenido acceso ABC. Estos dos sectores políticos coinciden en el objetivo de romper el Estado para dar paso a un modelo confederal, para lo cual consideran «clave» el fin de la Monarquía, «si es posible con la celebración de un referéndum». A partir del derrocamiento de Felipe VI, «por efecto cadena el resto del régimen del 78 se tambaleará y caería», según el planteamiento de estos grupos.

El entendimiento entre los colectivos antisistema y los partidos independentistas ha llamado la atención de las fuentes de Inteligencia consultadas por ABC, en especial porque se produce cuando el nacionalismo catalán, con el presidente de la Generalitat Artur Mas a la cabeza, ha convocado para el día 27 de septiembre unas elecciones autonómicas a las que quiere dar un carácter plebiscitario. Para preparar esa cita, los soberanistas han comunicado a los representantes de la extrema izquierda de ámbito estatal con los que mantienen contactos que ahora «es más necesario que nunca trabajar conjuntamente».

«Momento histórico»

Algunos de los principales dirigentes de los colectivos de extrema izquierda consideran por su parte que estamos en un momento histórico «muy interesante» para sus objetivos y consideran que en la actualidad hay un «caldo de cultivo» «más favorable que nunca» para conseguir acabar con el «régimen del 78».

Así lo han transmitido a sus bases, ante las que argumentan que el desgaste de la derecha, la supuesta mayoría de la izquierda que se percibe en la sociedad y la pérdida de imagen de la Monarquía juegan a su favor. Reconocen, no obstante, que dentro de la izquierda aún hay«un amplio sector españolista». Sin embargo, están convencidos de que si ese sector «continúa apoyándose en proyectos que apuestan por por la vía de la ruptura con el régimen de 1978, como puede ser el de Podemos», se puede llegar a su objetivo de configurar un nuevo modelo de Estado de tipo confederal.

Los movimientos detectados confirman que la estrategia está en marcha. En Cataluña se han mantenido reuniones entre miembros destacados de Amaiur, ERC, la CUP e Iniciativa per Catalunya en las que se han abordado estos asuntos. Estos sectores, según las fuentes de Inteligencia e Información consultadas, han constatado el «aumento importante de influencia de los movimientos populares, particularmente en Cataluña». De hecho, la izquierda radical e independentista vasca «está convencida de que será esa comunidad la que primero romperá con el resto de España». Los últimos movimientos, como la candidatura única para las elecciones del 27-S promovida por Artur Mas y Oriol Junqueras, cuyo objetivo es una Cataluña independiente en seis meses, ratifican el análisis.

No obstante, ERC, la CUP e Iniciativa consideran clave el papel de Convergencia, sobre todo de su sector más afín al independentismo, aunque tienen algunos recelos sobre la derecha nacionalista catalana. En este sentido, en opinión de la izquierda radical independentista la escisión en Unió podría facilitar las cosas con la incorporación al proyecto soberanista del sector democristiano liderado por Antón Cañellas y Nuria de Gispert.

Podemos

Pero al trío formado por ERC, la CUP e Iniciativa habría que unir una parte no menor de Podemos en Cataluña. Esta formación sabe que si quiere tener una representación amplia en el Parlamento de esa comunidad debe abrazar de forma clara el llamado «derecho a decidir de los pueblos». Eso sí, siempre moviéndose en la ambigüedad, sin decir claramente que apuestan por el independentismo porque sus responsables son muy conscientes de que una declaración en ese sentido «tendría un coste, y no menor, para los resultados de esa marca en el resto de España. Y no hay que olvidar que lo que de verdad importa a Pablo Iglesias son las próximas elecciones generales, previstas para final de año», sostienen los análisis de Inteligencia.

En esta estrategia de acercamiento entre los independentistas y la extrema izquierda radical, los primeros han trasladado a sus nuevos compañeros de viaje algunas peticiones. La primera, que les ayuden a «frenar al Gobierno central, que como es lógico no se va a quedar de manos cruzadas si se pasa del mero desafío a la toma de decisiones concretas para conseguir la separación de Cataluña». Por eso, el mensaje es que, como explican en su lenguaje, «Castilla y el resto de pueblos que conforman el Estado deben implicarse en este proceso y participar activamente».

Resulta llamativo, además, que los independentistas afirmen ser plenamente conscientes de que «ningún pueblo, a no ser que se convierta en un país como Liechtenstein o Mónaco, que ofrecen buena fiscalidad para inversores, o bien se venda al mejor postor, puede sobrevivir solo». Pero a pesar de todo, les parece más importante que el Estado se rompa para «favorecer un acercamiento de todos los pueblos para confederarse o crear un nuevo modelo que las nuevas generaciones puedan entender».

«Eslabón más débil»

Para esta alianza «soberanista-radical», según los analistas, el «eslabón más débil de la cadena es la Monarquía, ahora con una popularidad relativamente baja, y la corrupción dentro de ella (caso Nóos)». Por tanto, van a desplegar una estrategia para «desgastar y atacar en próximas movilizaciones a la Institución para acabar con ella y por efecto cadena, el resto del régimen del 78 se tambalearía y caería».

Dentro de ese plan quieren dar prioridad a las actuaciones deslegitimadoras, «ya que han visto que Felipe VI gana cada día en popularidad y gestiona su cargo a la perfección. Además, saben que el Estado va a actuar, legitimando la Institución, por lo que posteriormente será muy difícil dar los siguientes pasos hacia la ruptura».

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