viernes, 17 de julio de 2015

Un niño enfermo al Rey: «Gracias por mi tratamiento, Majestad»

MIGUEL MUÑIZ
Ismael, el niño enfermo que pidió ayuda a los Reyes, con su familia en la Escuela Naval de Marín

GALICIA


Don Felipe recibe en la Escuela Naval de Marín al menor que le pidió ayuda para ser tratado sin coste por sus problemas de crecimiento

ABRAHAM COCOABCENGALICIA / SANTIAGO - Día 17/07/2015 - 12.49h


Ismael era un niño que no jugaba. Siempre estaba cansado. A los cinco años vestía con ropa de dos. Tenía 270 de colesterol, el riego sanguíneo por los suelos, la glucosa disparada, el hígado inflamado, los músculos debilitados. El pasado año le entregó una carta a la Reina y desde entonces ha engordado cinco kilos, ha crecido 12 centímetros, salta, vuelve a saltar, corre con sus zapatos rojos de domingo, grita como un monstruo, afirma que de mayor quiere ser policía y no para de sonreír.

Su cuerpo no produce la hormona del crecimiento y el Servicio Gallego de Salud no se hacía cargo de su costoso tratamiento. Su familia —que comenzó asumiendo el importe— le relató la situación a Doña Letizia, lo que facilitó la mediación para que se le realizara un nuevo examen médico que terminó por facilitar el suministro gratuito

Cuando los Reyes acudieron en septiembre a inaugurar el curso escolar en Pereiro de Aguiar, su madre Rocío le pidió ayuda. No tardó en obtener respuesta. La visita al colegio de esta localidad orensana fue el 16 de septiembre;el 3 de octubre Ismael tenía su primera cita médica. Don Felipe estaba este jueves en la Escuela Naval de Marín, donde decenas de familias celebraban la graduación de los suyos. Rocío, Ismael y sus tres abuelos también acudieron. En su caso, festejaban que el pequeño es «un niño totalmente normal».

Al terminar la entrega de Reales Despachos y la Jura de Bandera, el Rey se reunió con ellos en privado. Lejos de querer apuntarse el tanto, Don Felipe prefirió que no se tomaran imágenes del momento. «Gracias por mi tratamiento, Su Majestad (sic)», cuenta el niño que le dijo. Si se le pregunta que le respondió, contesta:«De nada». Ambos se fotografiaron juntos para que, de regreso a Madrid, la Reina pudiera comprobar los avances de Ismael, dos años menor que la Infanta Sofía.

«Estaba contento de que siguiera creciendo. Es como si fuera de su familia», comenta Rocío sobre el Monarca, al que define como «muy agradable y encantador. Como siempre». Su abuela Encarna pide destacar que«tenemos unos Reyes sencillos y muy cercanos». Ella empieza a disfrutar ahora con las travesuras de su nieto, que también remonta posiciones en su desarrollo cognitivo gracias al tratamiento.

Protagonista del Carmen

«Tiene una energía que antes no tenía. No para ni un minuto. Era el típico niño siempre sentado y acostado que se cansaba por menos de nada». La descripción que esboza Rocío de Ismael era un espejismo hace escasos meses. Por eso ayer en la Ría de Pontevedra, el protagonista en el día del Carmen, patrona de la Armada, no fue el alférez de navío del Cuerpo General Santiago González-Aller, ni el teniente de Infantería de Marina Daniel Miguel Saiz, a quienes el Rey condecoró por ser los números uno de las promociones que finalizaron sus estudios en la academia de Marín, donde se formó Don Felipe.

En septiembre, Ismael volverá a revisión a Compostela, donde está siendo tratado. «Esperamos que nos lo vuelvan a renovar. Si nos lo deniegan, volveremos a empezar», advierte la madre. Y lo secunda una abuela que, ahora sí, puede volcarse en su crianza.

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