lunes, 8 de agosto de 2016

Gracias, Mesina

Gracias a la Marcha No+AFP hoy existe una amplia coincidencia en que el 10% del sueldo con que se van constituyendo los fondos individuales de los trabajadores sea complementado con 4% o 5% mensual puesto por su empresa, cambiando así el eje actual de la discusión desde “No+AFP” a “Sí a + y Mejores Pensiones”. Desde luego, 98% de los directores y ejecutivos de compañías, consultados en una encuesta de DF, dijo estar de acuerdo con ese ajuste, aunque haciéndolo paulatinamente, de modo de no afectar ni la competitividad de la firma ni menos el empleo.

Por ROBERTO MEZA


La masiva marcha “No+AFP”, encabezada por el ex director de la antigua AFP Futuro (fusionada con la AFP Magister, creada por el Colegio de Profesores y vendida, luego, a la AFP Planvital), Luis Mesina, ha posibilitado una rica discusión social respecto de un tema de la mayor relevancia para un país que envejece: con qué ingresos contaremos para vivir los últimos años de la vida.

La polémica detonó por razones distintas a una preocupación consciente sobre los insuficientes ahorros previsionales que hace buena parte de los trabajadores, pues, en los hechos, la conmoción se disparó al conocerse la desmedida jubilación –aprobada legalmente por la Caja de Previsión de la Defensa Nacional (Capredena)– para una funcionaria de Gendarmería (más de $5 millones mensuales). Y aunque dicha entidad opera bajo el modelo de reparto vigente en Chile en los 70 y no en el de “capitalización individual” y, por tanto, es financiada con recursos de todos los contribuyentes (US$ 2.700 millones anuales), la evidente desproporción respecto de las actuales pensiones de un porcentaje mayoritario de los cotizantes de las AFP, causó indignación y el tema desplazó otras demandas de la agenda pública, obligando al Ejecutivo, Congreso, empresas, AFP y hasta al “articulador” del sistema, a intervenir para buscar soluciones.

Hasta antes del estallido, tan propio de una sociedad que ingresa a pasos agigantados a la era de la información gracias a las nuevas tecnologías, según una encuesta realizada por Adimark, el 90% de los chilenos poco o nada sabía de las AFP. Por de pronto, más del 50% de quienes afirman que esas entidades les “roban sus fondos”, al preguntársele cuánto dinero tienen ahorrado en su AFP o en qué multifondo está, responde que no sabe. Muchas de estas personas, asimismo, creen que a través de los multifondos se pueden comprar bonos de salud o declaran que no saben leer su cartola. Y, lo que es más grave, según la Comisión Bravo, tras 35 años de vigencia, 28% de los entrevistados aún no sabía que el ahorro que tiene en su AFP es de su propiedad.

Si bien las AFP han iniciado una campaña de información pública, a través de iniciativas como la página web www.previsionparatodos.cl, lo cierto es que estas administradoras no han cumplido esta parte de su papel con eficiencia. Según la encuesta, muchos de los entrevistados afirman que el sistema “no es solidario”, no obstante que el modelo tiene, desde 2008, un pilar subsidiario que, mediante financiamiento estatal, apoya al 60% más vulnerable de la población con Pensiones Básicas Solidarias (PBS) y Aporte Previsional Solidario, recursos que provienen del conjunto de los ciudadanos.

La polémica debería además generar consciencia entre los más jóvenes –que se han unido al movimiento en función de sus padres y abuelos– sobre la necesidad de un permanente y mayor ahorro para su vejez –mejor si está más lejana– y que, si lo inician desde ahora –postergando cierto consumo irrelevante–, tendrán una mejor ancianidad, de modo que sus nietos no deban salir a la calle exigiendo “No+AFP” para ellos.

Asimismo, se observa confusión entre lo que son las rentabilidades de las Administradoras como empresas con fines de lucro y los fondos individuales de cada trabajador cotizante, pues estos últimos que van, propiamente, a las AFP, sino que son invertidos por aquellas en Chile y el exterior para generar utilidades para dichos ahorros, mientras que las Administradoras “lucran” con la comisión que le cobran a cada trabajador por gestionarle su dinero. Desde luego, del total de aproximadamente US$ 170 mil millones que suma el pozo global de ahorros previsionales en las AFP chilenas, cerca de 70% corresponde a ganancias conseguidas por las administradoras en los mercados de capitales nacionales y del mundo en los últimos 35 años.

Muchos tampoco sabían que en 2008 se modificó la legislación de las AFP, independizando las utilidades de las Administradoras –que se generan mediante comisiones cobradas a los ahorrantes–, de las que tienen los fondos previsionales de los trabajadores, induciendo el rechazo entre los críticos del sistema, pues las ganancias de las administradoras no están ligadas a la suerte de los fondos de los trabajadores, dado que, si en el manejo de estos fondos se pierde, la administradora, aun así, sigue ganando su comisión respectiva, sin modificaciones.

Es decir, las AFP no ganan propiamente con el fondo de pensiones –que pudiera ocasionar la sospecha de que la utilidad que consiguen en los mercados es mayor a la que le reconocen al ahorrante–, sino que con la comisión que cada trabajador les paga mensual y proporcionalmente a sus ahorros, por manejarlos, lo que corresponde al “lucro” que estas tienen en el proceso.

Así y todo, las administradoras, como otras entidades financieras, tienen además la obligación legal de mantener un encaje (reserva), que corresponde al 1% del fondo de pensiones de los trabajadores que operan, con el objetivo de establecer una garantía que estimule a las AFP a hacer inversiones responsables, e incentivarlas a producir mayores ganancias, pues, cuando hacen malos negocios, estos también impactan en su 1% que mantienen en el fondo general.

Pocos saben, asimismo, que el Estado –es decir, los contribuyentes– aporta con 15% adicional para los Ahorros Previsionales Voluntarios (APV) anuales, cuando la persona tiene posibilidad mayor de ahorro, porque cuenta con una renta que supera el llamado “tope imponible”. Y, para el caso de los jóvenes, hay un subsidio que les permite subir en 50% el aporte mensual que hacen a su fondo de pensiones en las primeras 24 cotizaciones para ahorrantes entre 18 y 35 años.

Desde luego, toda esta insuficiencia de información –que gracias a la Marcha No+AFP hoy se conoce– tiene como causantes a las propias AFP y, por cierto, también, a la indiferencia de los usuarios por un tema que muchos ven aún muy lejano, según tramo de edad. Por de pronto, el 65% de los consultados en la Encuesta de la Comisión Bravo sobre el tema, dijo sentirse “nada” o “poco informado” sobre la rentabilidad de su fondo.

Que el “Mercedes Benz” es un buen auto y que para moverse, más allá de sus cualidades, requiere de bencina, es evidente. Pero también lo es que la bencina es cara, dado que comprarla implica dejar de consumir otros bienes o servicios, lo que no es fácil cuando el ahorro previsional debe salir de remuneraciones mensuales escuálidas, que alcanzan apenas para las necesidades prioritarias del momento. De allí la necesidad de perfeccionamiento de esta “Capilla Sixtina” que, por lo demás, se ha estado haciendo en el curso de los últimos años.

Así, gracias a la Marcha No+AFP hoy existe una amplia coincidencia en que el 10% del sueldo con que se van constituyendo los fondos individuales de los trabajadores sea complementado con 4% o 5% mensual puesto por su empresa, cambiando así el eje actual de la discusión desde “No+AFP” a “Sí a + y Mejores Pensiones”. Desde luego, 98% de los directores y ejecutivos de compañías, consultados en una encuesta de DF, dijo estar de acuerdo con ese ajuste, aunque haciéndolo paulatinamente, de modo de no afectar ni la competitividad de la firma ni menos el empleo.

También hay coincidencia en que el sistema debe extender su solidaridad, aumentando el pilar subsidiario estatal. Sin embargo, este incremento debería destinarse solo al 60% de las pensiones más bajas y no de modo “universal”, porque, como hemos visto en otras áreas, los recursos no alcanzan para todo y es menester –como siempre en la vida real– priorizar las necesidades. Asimismo, dicho ajuste solidario podría incluir un bono para cada niño nacido vivo en una cuenta individual con propósitos previsionales, extendiendo así la vigencia de ese ahorro por 65 años, lo que mejoraría notablemente su rentabilidad y morigeraría los efectos de lagunas y/o bajos sueldos de estas personas, una vez que se integraran al mundo laboral.

Así las cosas, no cabe más que agradecer a Mesina por haber coordinado la marcha “No+AFP”, porque ha dado lugar a una conversación social de alta relevancia, de la cual deberíamos concluir en propuestas que mejoren la situación de nuestros jubilados presentes y futuros y estimular a que todos mejoremos nuestras actuales tasas de ahorro.

Y, en el caso de las mujeres, que ganan 30% menos que los hombres, que viven 10 años más que estos y que jubilan cinco años antes, más que extender su edad de jubilación, mejor solución sería profundizar la flexibilidad en sus trabajos, promoviendo una mayor presencia y permanencia de aquellas en el mundo laboral, pues, actualmente, es menos del 50%. En Holanda esta presencia alcanza al 70%, luego que en los 80 fuera tan baja como en Chile, gracias a la dictación de leyes del trabajo flexibles que permiten que más de la mitad de las mujeres puedan trabajar en jornadas parciales. La ventaja de ese modelo es que las madres pueden compatibilizar mejor su vida laboral con la educación de los hijos, consiguiendo resultados sociales envidiables: Holanda muestra hoy los mejores índices de la OCDE en comprensión lectora y el nivel de satisfacción con la vida expresado por los propios niños.

Finalmente, la polémica debería además generar consciencia entre los más jóvenes –que se han unido al movimiento en función de sus padres y abuelos– sobre la necesidad de un permanente y mayor ahorro para su vejez –mejor si está más lejana– y que, si lo inician desde ahora –postergando cierto consumo irrelevante–, tendrán una mejor ancianidad, de modo que sus nietos no deban salir a la calle exigiendo “No+AFP” para ellos.

No hay comentarios.: