Saludos a todos
Por Juan Carlos C. J., editor jefe
El 30 de agosto se celebra el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, una fecha que fue instaurada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 2011 con el objetivo de exhortar a los Estados Miembros, el sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.
Sin embargo, en nuestro país (Chile) seguimos escuchando la historia de los exprisioneros “políticos” y los desaparecidos que por serlo tienen derecho a un trato preferente e incluso a una dignidad heroica. Les consideran así porque sus delitos —apoyar al pueblo, asesinatos, secuestros, etcétera— tuvieron una motivación “política”, o “de conciencia”.
Los verdaderos presos “políticos” han cometido actos políticos prohibidos, no actos prohibidos con motivación política. Evidentemente, no es un preso político en ninguna acepción del término quien asesinó y torturo a tantos chilenos compatriotas y elimino a dos expresidentes de Chile.
En Chile hace cuarenta y cuatro años algunos fuimos llamados delincuentes y creamos acciones en la tierra que nos acepto como refugiados hasta que conseguimos una democracia constitucional en nuestro país a través de un agotador trabajo solidario y digno de ser políticamente defendido.
Nunca quisimos reclamar nuestro merecimiento o insistir demasiados en nombre de una democracia que manipula la memoria y el “derecho a decidir” entre la libertad y la codicia.
Las desapariciones forzadas con implicación del Estado y las perpetradas por agentes de la Dina y la CNI fueron una práctica generalizada en Chile en la época de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Sin embargo, muchas hermanas y hermanos quedaron perdidos en el camino.
“Que sus almas descansen eternamente en paz”.
Gracias, siempre.
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